Opinión
Ver día anteriorJueves 17 de julio de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Gol por la dignidad y la justicia laboral
A

lrededor del mundo, en el imaginario colectivo, el futbol es sinónimo de fiesta, pasión y gloria deportiva. Incluso autores canónicos, como el francés Albert Camus, lo han descrito como un espacio donde se aprende de moral, colaboración y comunidad, que encierra una felicidad infantil que los seres humanos añoramos. Sin embargo, cuando termina el partido –o antes de que empiece–, cuando los reflectores están apagados y no hay personas coreando porras, millones de manos trabajadoras hacen posible semejante espectáculo. Así, el futbol es también un trabajo no sólo para los jugadores: los estadios son resultado de un gran esfuerzo humano que debe ser reconocido, protegido y dignificado. Entonces, este deporte se vuelve objeto de la reflexión y acción sindical que busca garantizar los derechos obreros a lo largo y ancho del mundo y sus ocupaciones. Se vuelve responsabilidad de las organizaciones sindicales asegurar que, tras cada partido ganado, también se conquisten derechos y se aumente el respeto a la labor que implica para el sector de la construcción.

Hace una semana, la Ciudad de México fue escenario de la Conferencia Sindical Internacional sobre Trabajo y Deporte, organizada por la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (ICM) junto con la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), única organización afiliada en el país y la cual me honro en presidir. Este encuentro reunió las voces sindicales de todo el mundo, y ha convertido a la CIT en anfitriona y protagonista de un debate urgente: ¿cómo asegurar que el legado del Mundial FIFA 2026, que compartimos con Estados Unidos y Canadá, sea de justicia y dignidad para quienes construyen el futuro del deporte? Asimismo, resalta la importancia de la solidaridad internacional para que toda la clase trabajadora, sin importar su origen, clase social, género o país de residencia, tenga los mismos derechos.

Durante tres intensos días, decenas de representantes sindicales de México, Brasil, Francia, Argentina, Colombia y Alemania, autoridades gubernamentales, instituciones laborales y actores del mundo deportivo reflexionaron y establecieron acciones frente a los desafíos de los megaproyectos vinculados al Mundial. En el centro del debate está el corazón de la vida sindical: garantizar condiciones laborales dignas y seguras en la construcción y remodelación de estadios, infraestructura urbana y todo lo relacionado con dicha actividad.

Es imprescindible no ignorar las lecciones que nos legaron las tragedias de mundiales pasados –desde Sudáfrica hasta Qatar– y que nos demuestran las consecuencias de ignorar la dignidad laboral: migración forzada, explotación, sueldos indignos e incluso la pérdida de vidas de nuestras y nuestros compañeros. En definitiva, no debemos permitir que ese horror se repita en México. Por el contrario, la CIT, en alianza con la ICM y otras organizaciones internacionales, mantiene su compromiso inquebrantable para alzar la voz y garantizar que el Mundial 2026 sea sinónimo de trabajo decente, protección social y derechos para todas y todos.

La solidaridad internacional no es un gesto sentimental o meramente simbólico; responde a una necesidad estratégica. Las empresas multinacionales trascienden fronteras, por lo que la organización sindical también debe ser internacional, solidaria y, sobre todo, militante. Nadie puede enfrentar individualmente los grandes desafíos del capital global: sólo unidas y unidos podemos inspeccionar, monitorear y exigir condiciones dignas para todas las personas trabajadoras involucradas en las obras del Mundial.

En esta línea, desde la CIT, hemos lanzando una campaña llamada Trabajo decente: 1-precarización laboral: 0, destinada a garantizar contratos colectivos legítimos, seguridad social, medidas de protección estrictas y respeto a la jornada laboral, tanto para la construcción de estadios, como para toda la infraestructura que hará posible el munidal. Me adelanto a los detractores de la justicia laboral: nuestra voz no está contra el deporte. Más bien está en desacuerdo con un modelo de negocio que, de no ser corregido, pone al espectáculo por encima de la vida y los derechos de quienes lo hacen posible. Lo anterior significaría, claramente, un retroceso en el terreno que con mucho esfuerzo el movimiento sindical ha ganado a lo largo de su historia.

En nuestro país, al aprobar la reforma laboral de 2019 se trazó una ruta histórica para democratizar los sindicatos y recuperar el sentido auténtico de la representación colectiva. Es por eso que hemos tomado esa estafeta, organizando a trabajadoras y trabajadores de sectores históricamente precarizados para ampliar sustantivamente la lucha. Sin embargo, sabemos que es con alianzas internacionales y el intercambio de ideas y soluciones a los principales desafíos que nuestras acciones por el trabajo decente tendrán un impacto mayor. De este modo, la presencia de delegaciones internacionales en la Conferencia Sindical Internacional ha sido un símbolo y garantía de que ninguna lucha es solitaria: cada delegación es una extensión de nuestras banderas y nuestras esperanzas.

Estamos a un año de que México vuelva a recibir la Copa Mundial; será la tercera vez en su historia; es por eso que resulta sumamente relevante fortalecer la organización obrera y poner todos los esfuerzos de cooperación en la cancha, para que esa actividad sea recordada como la edición en que la dignidad obrera y la solidaridad internacional lograron una victoria y rescribieron la historia, colocando cada ladrillo para el deporte y por la justicia social y laboral. Sigamos tejiendo puentes entre naciones, entre causas y entre gremios.

Esta Conferencia Sindical Internacional ha sido más que un suceso: es el motor de un legado de trabajo decente y solidaridad internacional para nuestro bienestar y el de las futuras generaciones. No nos detendremos hasta que la dignidad y el respeto sean una costumbre y una realidad en cada empleo, sin importar el sector o la actividad. Cada voz y lucha sindical es un eco de resistencia y fraternidad para el mundo. Llegó la hora de poner el ejemplo y llevar la delantera en el marcador por los derechos humanos y laborales.