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Del antineoliberalismo al posneoliberalismo
A

George Bush se le atribuye la afirmación de que el Estado ha dejado de ser una solución para convertirse en un problema. Con esta afirmación, se produjo la transición de un periodo histórico a otro del capitalismo.

El capitalismo abrazó así el neoliberalismo, abandonando el desarrollismo que lo había caracterizado en la posguerra. La naturaleza del modelo hegemónico cambió y, con él, el papel del Estado.

De la función central del desarrollo económico, se convirtió en el Estado mínimo, lo que significa inmediatamente el mercado máximo.

La polarización fundamental en la era neoliberal comenzó a darse entre la esfera mercantil y la esfera pública. En la esfera mercantil, donde el sujeto es el empresario, se propone que todo sea mercancía, que todo tenga un precio, que todo se compre, que todo se venda. Que todo sea mercancía significa que la educación y la salud, entre otras, pierden su carácter público para tener un precio en el mercado. Quienes tienen mayor poder adquisitivo pueden acceder a una educación de mejor calidad, al igual que a un seguro médico privado.

En la esfera pública, en cambio, el sujeto es el ciudadano, definido como sujeto de derechos. Es la esfera de los derechos, de la democracia. La universalización de los derechos apunta a la superación de la mercantilización de las relaciones sociales.

La polarización entre el Estado y el mercado no explica la complejidad de este fenómeno. Se basa en la polarización entre la sociedad civil y el Estado.

Pero el Estado no es un polo; es un espacio de disputa entre la esfera mercantil y la esfera pública. Ambas esferas suelen estar presentes en el Estado, compitiendo por la hegemonía. Los ministerios de Economía suelen representar los intereses mercantiles, mientras los ministerios de Políticas Sociales suelen representar la esfera pública. La democratización del Estado representaría su profunda reorganización en torno a la esfera pública.

El neoliberalismo expresa la hegemonía de los intereses mercantiles y del capital financiero. El antineoliberalismo se centra en las políticas sociales como forma de oponerse al neoliberalismo, mientras el neoliberalismo se centra en las políticas de ajuste fiscal como forma de implementar un Estado mínimo.

En Brasil, los gobiernos del Partido de los Trabajadores se caracterizaron por priorizar las políticas sociales –educación y salud, entre otras– y lograron reducir las desigualdades sociales y regionales, así como los mecanismos de exclusión social.

Sin embargo, no fueron suficientes para desplazar al capital financiero, con sus características especulativas, del eje de la economía brasileña. En la era neoliberal, el capital financiero se volvió hegemónico. Es un capital que gira en torno a las ganancias derivadas de las altas tasas de interés, lo cual no genera desarrollo económico ni crea empleo.

La lucha por superar el neoliberalismo implica la necesidad de pasar del antineoliberalismo al posneoliberalismo. ¿Qué significa el posneoliberalismo?

Debería significar un nuevo periodo histórico que, de alguna manera, reanude las modalidades de desarrollo económico. Sin embargo, aunque en crisis, la hegemonía del neoliberalismo a escala global –con sus efectos en cada país, incluido Brasil– se mantiene en la tercera década del siglo XXI.

Aún no está claro qué características del neoliberalismo sobrevivirán en el periodo posneoliberal. El papel de los ajustes fiscales en el control de la inflación será, sin duda, una de ellas. Pero la forma en que este aspecto se articulará con la reanudación del desarrollo y el papel activo del Estado son aspectos que sólo la historia concreta revelará.