Francisco Chihuas Rodríguez no dejó espacio para la duda y venció con autoridad al británico Galal Yafai en Birmingham, Reino Unido. La demostración del mexicano fue demoledora y en el último episodio derribó a su oponente para derrotarlo por decisión unánime por el título interino de peso mosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

El tricolor, quien nació en Monterrey, Nuevo León, tuvo la iniciativa desde el primer asalto, se le notaba la ambición y ganas de volver a casa con el cinturón en disputa. A pesar de que venía de divisiones menores, minimosca y paja, lució vigoroso y con la fuerza para hacer daño al contrincante y con posibilidades reales de vencer por nocaut.

Chihuas no sólo buscaba probarse en esta categoría, sino regresar a los campeonatos mundiales. Ganar en Reino Unido lo colocó en una posición valiosa: la antesala del título mosca. El mexicano espera la pelea del campeón de la división por el CMB y la AMB, el japonés Kenshiro Teraji, y Ricardo Rafael Sandoval a finales de julio.

El nuevo monarca interino sufrió algunos tropiezos en el pasado, sobre todo cuando quiso arrebatar el campeonato supermosca al nipón Kazuto Ioka en 2022, intento frustrado que perdió por decisión unánime.

Yafai fue campeón olímpico en Tokio 2020 y le antecedía un gran triunfo ante Sunny Edwards. Eso parecía muy amenazador para el mexicano en su misión en Birmingham.

Después de algunas derrotas, logramos nuestro objetivo, dijo el Chihuas tras la victoria; sentíamos que era la única manera de ganar, necesitaba aplastarlo y así conseguí el triunfo. Me enfrentaba a una estrella, en su casa; yo nadaba a contracorriente.

En el último episodio, Chihuas no dejaba de enviar ganchos y volados. Golpeaba arriba y abajo al británico, cuyo párpado izquierdo manaba sangre tras el castigo. En una de esas andanadas, a Yafai le fallaron las piernas y ante los puñetazos del mexicano simplemente se le vencieron las corvas como dos cañas rotas y cayó de espalda.

Yafai se levantó, pero estaba lastimado y trató de abrazar a Chihuas para contener el castigo; el mexicano esquivaba el candado y continuaba mandando los guantes arriba, por izquierda y derecha. La victoria fue un premio incontestable para el regiomontano.