A puerta cerrada, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (SG) conmemoraron ayer el Día Mundial del Refugiado, como no sucedía en los últimos tres años, en los que por lo menos se transmitió por Internet el acto protocolario.

A la conmemoración en el complejo de Bucareli asistieron algunas personas refugiadas, así como integrantes de organizaciones civiles. Estuvo encabezada por el subsecretario de Derechos Humanos, Arturo Medina, y la titular de la Comar, Xadeni Méndez Márquez.

Durante su participación, Giovanni Lepri, representante en México de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), afirmó que en el Día Mundial del Refugiado no hay nada que festejar, porque en los últimos 10 años se ha duplicado el número de personas desplazadas por la violencia.

Actualmente hay más de 122 millones de personas que están fuera de sus casas, de sus entornos, por razones ajenas a su voluntad, obligadas a salir y a buscar una vida alternativa a la que querían seguir haciendo, sostuvo.

Para añadir complejidad, agregó, el financiamiento a la ayuda humanitaria ha sido dramáticamente recortado en los últimos tiempos. Y esto se acompaña también de una narrativa que es excluyente, xenófoba en muchos casos.

Lepri enfatizó que es falso cuando los países más desarrollados dicen que están en riesgo por la presión que ejercen los refugiados. La mayoría se encuentra en países en desarrollo y en las naciones vecinas a sus lugares de origen.

Avances en México

Indicó que cerca de 20 por ciento de las personas desplazadas por la violencia son del continente americano, y esto también se ha duplicado en los últimos 10 años. Lo que nos atestigua de la importancia de poder tener sistemas que funcionen para responder a sus necesidades.

En el caso de México, destacó, se ha avanzado de manera sostenida en el tema del acceso a la protección internacional y la integración de las personas refugiadas.

Reconoció en particular el papel que desempeñan algunas instituciones, pero sobre todo el trabajo de la Comar, pues sin ésta no habría acceso a la protección.

Igualmente, resaltó el papel de la sociedad civil, de las organizaciones y de la Iglesia, que son, como siempre lo digo, la columna importante, el esqueleto fundamental de la vida de las personas refugiadas.

El representante de la Acnur reiteró que si bien no hay nada que festejar en este día, sí hay que celebrar la determinación, la resiliencia de las personas.