e siempre presumida como la meca de los inversionistas por tratarse del mercado más sólido y seguro del mundo y gran protector de los capitales internos y foráneos, pero lo cierto es que esa mítica campaña propagandística ha sido brutalmente demolida por las constantes barrabasadas de Donald Trump, las cuales han tirado al suelo esa idílica puesta en escena, es decir, aquella que asegura que Estados Unidos es el capitalismo más firme del planeta.

De ello da cuenta la información publicada por La Jornada (Dora Villanueva), que a la letra detalla: la ofensiva comercial (y político-militar) iniciada por Donald Trump provocó en los primeros meses de su segundo mandato una (multimillonaria) fuga de capitales, encabezada por los (tres) principales socios comerciales de ese país, que hasta abril (es decir, en tan sólo los primeros meses de su mandato) sumó poco más de 283 mil millones de dólares, y contando.

Dicha información explica que sólo las salidas de capital mexicano sumaron 13 mil 649 millones de dólares entre marzo y abril, mientras desde julio pasado China ha estado vendiendo bonos del Tesoro y otros valores gubernamentales, así como acciones de corporaciones estadunidenses. Hasta abril, sus retiros ascendían a 188 mil 652 millones. Canadá, también atizada por los amagos arancelarios del mandatario republicano, sacó 80 mil 774 millones sólo en abril.

Desde hace décadas, muchas, la oligarquía mexicana ha fugado sus capitales a Estados Unidos. Con el tiempo se modernizó al descubrir las virtudes de los paraísos fiscales (entre los cuales existen varios en el propio territorio estadunidense), pero de cualquier suerte mantuvo la confianza en la seguridad y fortaleza del imperio. Entonces, de qué tamaño es la desconfianza que las locuras de Trump han generado en este sector privilegiado que ha decidido mudar sus haberes a otras latitudes.

Cómo no recordar la denuncia de José López Portillo, aquel famoso 1º de septiembre de 1982, cuando anunció la expropiación de la banca y el control de cambios: Puedo afirmar que en unos cuantos, recientes años, ha sido un grupo de mexicanos, sean los que fueren, en uso, cierto es, de derechos y libertades, pero encabezados, aconsejados y apoyados por los bancos privados, el que ha sacado más dinero del país que los imperios que nos han explotado desde el principio de nuestra historia. Y para fugar sus capitales el lugar sagrado siempre fue Estados Unidos, al que ahora ya no le confían tanto.

Por otro lado, China es el segundo acreedor más importante de Estados Unidos (el primero es Japón) y, ante los desvaríos de Trump y sus amenazas arancelarias, ha decidido comenzar a retirar sus dineros de la meca de los inversionistas. Hasta ahora, cerca de 15 por ciento de sus inversiones accionarias en aquel país abandonó el paraíso gringo y poco a poco se deshace de esos valores. El gigante asiático mueve sus fichas ante las salvajadas del susodicho, entre las que se cuenta la intentona de imponer aranceles de 245 por ciento.

Canadá es otro de los objetivos punitivos de Trump: no sólo amenaza a este país (como lo hace con México) con una política arancelaria abiertamente violatoria del T-MEC, sino que intenta humillarlo y patear su soberanía al invitarlo a convertirse en el estado número 51 de Estados Unidos.

La citada información de La Jornada precisa que, de acuerdo con registros oficiales, sólo en abril pasado inversionistas extranjeros vendieron 50 mil 626 millones de dólares en valores estadunidenses (de ese monto, casi 10 por ciento correspondió a tenedores mexicanos y alrededor de 50 por ciento a poseedores chinos), el mayor monto en al menos cinco años, luego de que los aranceles anunciados en el Día de la Liberación pusieron a los mercados financieros de Estados Unidos y del mundo en una montaña rusa.

Pero Trump está desbocado: sus excesos arancelarios “llevaron a la mayor venta de valores estadunidenses en por lo menos cinco años, encabezada por instituciones extranjeras –entre ellos fondos soberanos y bancos centrales–, que sólo en abril liquidaron 30 mil 100 millones de dólares en esos instrumentos; otros 20 mil 500 millones fueron ventas de inversionistas extranjeros privados. Y el golpe no se limitó a los instrumentos a largo plazo” ( ídem).

Las rebanadas del pastel

Ricardo Salinas Pliego tiene un último recurso (la Suprema Corte de Justicia de la Nación) para evitar el pago de 2 mil millones de pesos por adeudo fiscal. Lo que ya no tiene es mucho tiempo, porque sus ministros comprados se van dentro de poco más de dos meses.

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