l pleito estratégico parecía escenificado por Donald Trump y Elon Musk. No es probable que tenga ningún efecto sobre la coalición MAGA, que está atada y casi pegada a Trump. Tampoco jugará ningún papel relevante en la sucesión presidencial (si es que ocurre), porque J. D. Vance, que depende totalmente de los oligarcas de Silicón Valley, no puede sobrevivir sin el apoyo de Trump y, por tanto, debilitando sus nexos con los tecnobros.
En medio de este conflicto, se abre desde el viernes pasado el conflicto contra migrantes, contra California, la ciudad de Los Ángeles y el gobernador demócrata Gavin Newsom. En principio, es un distractor frente al pleito estratégico, pero está muy bien escogido por Trump. Se lanza en contra de los migrantes, uno de los dos temas que unifica a toda la coalición MAGA. El segundo es ley y orden. Además, unifica el odio de esta extrema derecha contra todo lo que suponen representa California: aparte de migrantes, mexicanos, abortistas, gays, lesbianas, medioambientalistas, negros, indios amarillos, mujeres. Es decir, todo lo que no sea blanco, patán, ignorante y racista.
Si como decía el papa Francisco y reitera el papa León XIV, ya estamos en la tercera guerra mundial, quizás éste sea el momento de la eclosión.
En cualquier caso, se acercaba una fecha que sería histórica, el 14 de junio, por tres razones: es el cumpleaños 78 del patán de la Casa Blanca. Se escogió ese día para realizar el primer desfile militar en Estados Unidos –el último desde 1991 para celebrar la guerra del Golfo– y se buscaba encubrir todo en la celebración del 250 aniversario del ejército estadunidense. Pero también ese día se desplegaron manifestaciones en todo Estados Unidos contra Trump con el lema ¡No a reyes!
De pronto nos sale el genocida Netanyahu atacando directamente a Irán, bombardeando objetivos militares, asesinando a dirigentes políticos, militares y científicos y causando daños mayúsculos en vida humana a la población iraní.
¿Cuál es el pretexto? El mismo que lleva profiriendo desde hace 30 años: los iraníes están preparando una bomba nuclear y están a unos cuantos días, semanas o meses de tenerla lista para lanzarla. ¡Desde hace 30 años anda Netanyahu con esas patéticas mentiras!
¿Qué cambió hoy? Que los asesinatos sistemáticos a líderes de grupos terroristas de Hamas, Hezbollah y en menor medida hutíes, en medio de la masacre genocida a la población palestina, libanesa, siria y ahora iraní, han ciertamente debilitado las defensas de Irán.
A partir de este hecho se ha construido el script de una clásica película de vaqueros del Wild West, en la que el sheriff Netanyahu destruye las armas nucleares, hunde al régimen del ayatola y abre las anchas avenidas de Teherán para que entre victorioso en medio de porras y el amor desenfrenado del pueblo iraní, Donaldus Primus Trumpus, emperador de Persia y Rey de los Estados Más Desunidos de una parte de América.
Pero sigue en pie una parte considerable de la estructura nuclear, que requeriría para su destrucción de las bombas caguamas que tienen los gringos y que sólo ellos pueden utilizar en sus aviones especiales. Como que Trump no sabe bien si va a intervenir o no va a intervenir o se va a construir el centro vacacional en Gaza o se recuerda que tiene que firmar muchos acuerdos comerciales debido a su guerra de aranceles o se regresa a Los Ángeles para seguir madreando a los ciudadanos estadunidenses de origen mexicano o se encierra en su centro de golf con sus cuatachos a seguir haciéndose rico con los bitcóins.
El patán de la Casa Blanca anda levemente más confuso que de siempre.
El verdadero peligro es que estos dos incendiarios, el genocida y el patán, crean que pueden impulsar un cambio de régimen –tan eficaz como los que hicieron en Irak y en Afganistán– y terminen con un Medio Oriente en implosión, movido por fuerzas centrífugas que desemboquen en la fragmentación social de todas formas de comunidad. Este es el verdadero peligro existencial para el mundo.