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Penultimátum

El París de Sebastião Salgado

P

arís fue la ciudad que más amó Sebastião Salgado, y donde fraguó sus principales proyectos. La capital de Francia supo corresponderle exhibiendo con esplendor su magnífica obra. Prueba de ello es su último gran trabajo, Amaz ô nia, concebido por su esposa, la curadora y escenógrafa Lélia Wanick, en colaboración con el Museo de Etnografía de Ginebra.

Las más de 200 fotografías que muestran la riqueza de uno de los mayores patrimonios naturales de la humanidad se exhibieron por primera vez en 2022 con gran despliegue publicitario en el bello conjunto arquitectónico de la Filarmónica de París, diseñado por Jean Nouvel. Alberga la sala de conciertos, la Ciudad y el Museo de la Música.

Al trabajo de Salgado y a la voz y el testimonio de las comunidades amerindias fotografiadas, las acompaña una verdadera sinfonía del mundo imaginada por Jean-Michel Jarre a partir de los sonidos concretos del bosque. El susurro de los árboles, los gritos de los animales, el canto de los pájaros, el rugido del agua que brota de lo alto de las montañas, recogidos in situ, en el corazón de la imponente selva, conforman un paisaje sonoro adaptado al viaje de Salgado.

Esta magna exposición que patrocinó la filarmónica, contó además con dos espacios destinados a proyecciones fotográficas. En uno se exhibieron paisajes boscosos musicalizados por el poema sinfónico Erosão (A origem do Rio Amazonas), del compositor brasileño Heitor Villa-Lobos (1887-1959). En el otro, retratos de indígenas, con una obra original del músico Rodolfo Stroeter. En paralelo, en las estaciones más frecuentadas del Metro parisino se exhibieron copias de las fotografías que integran Amaz ô nia, acompañadas por información en la que se destaca la importancia del pulmón verde del planeta.

El último gran proyecto de Salgado se exhibió recientemente en nuestro galardonado Museo Nacional de Antropología. Permitió al visitante adentrarse en la vida de los pueblos indígenas que viven en armonía con el medio ambiente. Hoy padecen la ocupación de sus tierras por actividades agrícolas y ganaderas, y la explotación devastadora de la minería. Amaz ô nia es un grito de alerta y una contribución a detener esa destrucción.