La iniciativa del escritor chileno es la tercera acción que fusiona la poesía con el espacio
Jueves 12 de junio de 2025, p. 5
El autor chileno Raúl Zurita escribió
el año pasado un poema suyo con luz en un acantilado de la costa de su país como una forma de materializar el sueño de que algún día esta humanidad sea digna del universo en el que habita, que se ve cada vez más lejano
.
El poeta explicó que se trata de una seña de que nadie se merece esta realidad tan desgarradoramente rebalsado de escombros, de sangre
, y la cual fue concebida hace casi un cuarto de siglo.
La Casa del Lago de la UNAM presentará el sábado Verás: El último proyecto, registro de esta acción, con imágenes, un video experimental y un corto antes de estrenar un documental en octubre.
La iniciativa original se concretó con el apoyo del colectivo artístico Delight Lab (de los hermanos Andrea y Octavio Gana) y de la Fundación Engel, en Caleta Vítor, en el sur de la Provincia de Arica. Se trata de la tercera ocasión en que la poesía del autor se fusiona con el espacio, junto con La vida nueva, proyectado en el cielo de Nueva York (1982) y Ni pena, ni miedo (1993) inscrito en el desierto de Atacama.
En la más reciente empresa, se proyectaron 22 versos del escrito en un acantilado de 800 metros de altura, cada uno con unos 300 metros de ancho. Comenzó con la puesta de sol y terminó al amanecer, cuando la última línea del poema quedó suspendida en un acantilado de Caleta Vítor hasta que la salida de un nuevo sol lo extinguió.
Las frases en el cielo se van diluyendo, van desapareciendo como en un sueño y como desaparece todo. En el desierto también se terminarán yendo, apagando. Las 22 frases duraron una tarde, una noche y una mañana. Las vimos muy pocos pero a través de ellas se ve la humanidad entera, de todo lo que somos, lo que hemos sufrido y llorado, y de nuestros sueños, esperanzas y abrazos. Cuando lo pienso, me dan ganas de llorar porque yo soy un sentimental.
Zurita (Santiago de Chile, 1950) explicó que con las frases de Verás, “pensé que había trabajado con mi vida en ese sentido y tenía que cerrar con mi muerte. Es un hecho concreto, sin ningún dramatismo, un día vas a desaparecer. Se me ocurrieron estos 22 Verás que son como imagino lo que uno va a ver en su paso sobre esta tierra. Son alegóricos, pero más o menos lo que todos los seres humanos verán”.
La ocasión fue emocionante e instantánea, alrededor de 40 personas lo vieron y sintieron una mayor intimidad aún. Estas cosas aparentemente monumentales, en realidad son las más íntimas, porque vivían demasiado tiempo dentro de uno. Muchos años que uno convive con eso, imaginándolo hasta que se realizó gracias a tanta gente
, comentó el escritor.
Revelación en la Ciudad de México
El premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2020 contó que tuvo una revelación cuando visitó la Ciudad de México hace años y vio una fotografía de la Revolución Mexicana que lo impactó. Ya venía pensando el proyecto de escribir unas frases y fue instantáneo imaginarlo entonces.

el sueño de que algún día esta humanidad sea digna del universo en el que habita, que se ve cada vez más lejano.Foto cortesía de Cultura UNAM
“Yo soy o me creo o presumo ser un poeta. Mi trabajo es con las palabras. De pronto vi el cielo y dije: ‘sería un bello lugar donde se escribiera un poema’. Pertenece a un cierto sentimiento de culpa, colectiva y a la vez privada, por el horror que estamos haciendo de este mundo. En estas 22 frases hay también un cierto desengaño. Termina con ‘Y llorarás’, a cuando todo se va alejando.”
Reflexionó que “la poesía es precisamente la esperanza de los que no tienen esperanza, es el amor de los que carecen para siempre del amor, la posibilidad de los que no tienen ninguna posibilidad. Si, como decía Marx, ‘la religión es el corazón de un mundo sin corazón, creo que la poesía es doblemente eso. El sueño final es un sueño que de repente se pega triste y dolorosamente a los ojos entreabiertos entre los escombros. Imagino cómo será eso.
Lo único que quiero pensar y creer es que si el último instante de la vida de cualquier ser humano sea en las condiciones que muera, bajo tortura o de cualquiera de las formas que esta humanidad endemoniada ha inventado para infligirse unos a los otros, ojalá que ese último segundo sea de paz y de conformidad, que le hayan tocado el espíritu. Si todos están muertos y no tienen un último segundo de felicidad, en realidad esta vida no vale nada.
Raúl Zurita admitió el hambre de su corazón de quebrar lo terrible del universo, aunque se desmienta esa posibilidad un millón de veces. La poesía, aseveró, no puede parar una guerra ni que un país esté siendo bombardeado ni que un pueblo esté siendo exterminado, pero sin ella ninguna transformación es posible. Es bien concreto. Si la poesía cesa, vale decir que todos los hombres y mujeres nos hemos quedado sin sueños
.
El reconocido autor comentó que basta el solo hecho de que un ser humano sueñe con hacerlo algo, pues “he tenido cosas alucinantes que van a morir conmigo y yo seré el único fulano, como cada uno de nosotros, que leerá esa novela y ese poema increíbles que jamás habíamos escrito, sino que hemos soñado solamente.
Eso no es un privilegio de un artista, sino de todos los seres humanos. A cada uno se nos ocurren millones de novelas en un segundo, soñamos los sueños más enloquecidos, las frases increíbles flameando sobre las cumbres de los Andes, poemas extendiéndose sobre el océano. ¿Y por qué no dejarlo sólo en el papel? No lo sé. Necesito de pronto que eso reverbere, aunque sea sólo en mí, que resuene como la rompiente estrellándose contra las olas. Los sueños son ese resto de pasión que no se alcanza a consumar en el día.
Cinthya García Leyva, titular de Casa del Lago, informó que antes de la inauguración de la muestra en las rejas de Chapultepec, curada por Fernanda Dichi y Maria Pies, con exhibición del sábado al 19 de diciembre, se proyectará un corto antes del documental que se estrenará en octubre en el festival Poesía en Voz Alta. Todas las actividades de este recinto son gratuitas.