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Pinturas de vírgenes, las más frecuentes

En Zacatecas, recuerdan a víctimas con murales y rap

El antropólogo social Claudio Lomnitz y el fotógrafo Fernando Moreno documentan la violencia y muerte que se viven en barrios de la entidad

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▲ El académico posa con una de las 58 obras que halló en la calle.Foto Yazmín Ortega Cortés
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▲ El académico, habla en la exposición que montó.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de junio de 2025, p. 10

Las calles de los barrios de Zacatecas y Guadalupe, en el estado de Zacatecas, revelan un secreto que es público, pero nadie reconoce abiertamente.

A través del arte, como murales, música y tatuajes, sus pobladores dan testimonio de la violencia y muerte, principalmente de los jóvenes, que han sido víctimas sobre todo de grupos criminales.

El antropólogo social Claudio Lomnitz, integrante de El Colegio Nacional (ColNal) desde 2021, junto con el fotógrafo Fernando Moreno, documentaron 58 murales de la Virgen en las calles de algunos de estos barrios, cuya característica es que junto a esas imágenes han sido escritos los nombres de los jóvenes ultimados, que suman 530 en estas dos ciudades que tienen poco más de 100 mil habitantes cada una.

El fotógrafo también hizo un registro público de tatuajes como memoriales a las víctimas; retratos pintados en la piel de personas cercanas a ellas, con la fecha de su nacimiento o muerte, y alguna frase que las caracterizaba.

El registro fotográfico es parte de la exposición En memoria del barrio, que fue inaugurada la semana pasada en el ColNal, junto con el ciclo de conferencias “Pensar la desaparición, ambos a cargo de Lomnitz, quien se interesó en el tema ante la dificultad de narrar las desapariciones y los asesinatos cometidos en el país.

En entrevista con La Jornada, el investigador señala que las muertes de los jóvenes en Zacatecas y Guadalupe, en este estado, son prácticamente un diezmo (cuota) de los barrios y, en algunos casos, exterminio de éstos.

Explica que no es que todos los muchachos sean asesinados, sino mataron a muchos y los pocos que quedaban huyeron; entonces ya no hay barrio en el sentido de pandilla.

La exposición también da cuenta de que el término barrio puede entenderse de tres formas: como vecindario, como una generación de jóvenes de ese espacio urbano o pandilla que se reúnen en alguna calle o esquina, y como sentido de pertenencia de un individuo que forma parte de esa clica.

Lomnitz explica que la violencia y muerte en estos barrios es un secreto público que se ha dado en los últimos 10 o 15 años, porque la gente está recordando y externando lo que les está pasando. Lo dicen en el rap, en el mural, pero resulta que la sociedad como un todo no hace acuse de recibo de que lo está pasando, porque lo ven como si fueran hechos aislados.

Atentados contra la comunidad

En las noticias, los asesinatos se tratan como casos individuales, como si fuera la nota roja de todos los días, con lo que se oculta el ataque contra estas comunidades. Las familias, vecinos y amigos que lo sufren tratan de mostrar cómo se está matando a mucha gente, e incluso, están acabando con barrios enteros. De eso se trata la exposición”, señala.

No obstante, enfatiza que la mayor parte de los barrios sobreviven y “es bastante conmovedor ver la persistencia de la gente y su capacidad de decir: ‘aquí estamos, de aquí soy y seguiré’”.

Lomnitz asevera que ver los murales es mirar que se están asesinando ciertas dinámicas y personas, no se asesina a cualquier persona, sino que está enfocada a jóvenes.

Señala que las vírgenes que se han pintado en los muros “son también espacios rituales porque el día de la Virgen se hace fiesta... las personas se reúnen, tienen la costumbre que llaman ‘dar una reliquia’, que es como ofrecer comida con un mole colorado. Al mismo tiempo, la gente se encuentra, se acuerda de muchos de estos jóvenes que han sido rafagueados”.