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En Do, un viaje interior
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▲ Maya Beiser, violonchelista estadunidense.Foto tomadas de la página web de la artista
 
Periódico La Jornada
Sábado 7 de junio de 2025, p. a12

El nuevo disco de Maya Beiser es una ceremonia de meditación. Se titula Maya Beiser x Terry Riley: in C, y es un mural gigantesco de sonidos.

Maya Beiser es violonchelista, gran maestra de la vanguardia, mientras Terry Riley es uno de los más grandes compositores vivos cuya partitura In C (En Do) es el gran clásico de la música contemporánea.

Ya en este espacio hemos reseñado grabaciones de esta obra monumental, desde el disco inicial en el que participó el propio compositor, Terry Riley, hasta ejemplos recientes, como la formidable versión del grupo Bang in a Can, con la participación de Maya Beiser.

En Do es una composición que data de 1964 a la que muchos gustan denominar obra minimalista, término que pudiera corresponder solamente en este caso a la realidad, aunque en realidad se trata de un movimiento, el minimalismo, que duró muy poco, y los mismos compositores a quienes se atribuye su fundación se han encargado de desmentirlo.

El uso de la repetición en música no es privativo del minimalismo y, en el caso específico de Terry Riley, tiene un sentido más profundo, ligado más a la naturaleza de los mantras y a la meditación que a un término tan nebuloso como el del minimalismo.

Pero el término es lo de menos. Ahora sí que, como reza la máxima filosófica: se oye mal, pero se siente bien el minimal.

Antes de entrar en descripciones técnicas, hay que decirlo de una vez: la obra En Do, de Terry Riley, es mágica, hipnótica, poderosa.

La partitura es, dijera la canción, un libro abierto. Ofrece todas las opciones para su interpretación libérrima, desde el número de músicos, hasta las posibilidades de improvisación de cada uno de ellos.

Su estructura es la repetición de series de 53 fragmentos melódicos en una improvisación, digamos, guiada.

La historia de esta obra se remonta a 1963, cuando Terry Riley estaba en París para grabar la música incidental de la obra de teatro The Gift, de Ken Dewey, mientras trabajaba en un bar como pianista nocturno. La música que hizo para esa obra de teatro experimental incluyó el clásico de Miles Davis, So What, del disco Kind of Blue, y la hizo con otro trompetista inmortal: Chet Baker y su cuarteto.

Riley estaba en ese momento indagando en la posibilidad de detener el tiempo, mediante la creación de un sonido que se pudiera acumular como en un acto de magia en una síntesis hipnótica de intención y sorpresa, y para eso recurrió a loops (bucles, sección que se repite constantemente) grabados en cinta magnetofónica que sonaban consecutivamente para que cada grabación persiguiera a la siguiente y se fuera transformando hasta lograr una sensación de que el tiempo se detiene.

A ese procedimiento lo llamó time lap accumulators, siendo time lap el periodo entre dos eventos.

Al regresar de París, en San Francisco continuó su humilde trabajo de pianista nocturno de bar. Una noche, caminando hacia su trabajo, escuchó En Do en su mente, y al llegar al antro la transcribió completa.

La búsqueda había fructificado: la composición titulada En Do, en efecto, detiene el tiempo.

La versión de Maya Beiser es fascinante. Sigue las instrucciones que puso en su partitura Terry Riley al pie de la letra: libremente.

Dado que el número de músicos puede variar a placer, ella eligió el uno, aunque se hace acompañar de un par de percusionistas: Shane Shanahan y Matt Kilmer, además de su propia voz, en una sucesión de maravillas, parceladas del uno al 10, para crear una sesión hipnótica, extática, con recursos musicales que de pronto hacen olvidar que es un solo instrumento el que está sonando y no una orquesta.

Y es que Maya Beiser siguió a pie juntillas el procedimiento ideado por Terry Riley y crea sus propios time lap accumulators con pregrabaciones que hizo ella misma y que se van ensartando en una imaginería sonora con efectos visuales: por momentos nos parece observar aros de hula hula fosforescentes que giran, se elevan, caen y ruedan.

Ya hemos reseñado en este espacio las aventuras de Maya Beiser con música de Bach, Messiaen, Led Zeppelin, Nirvana y su propia versión al álbum póstumo de David Bowie, Blackstar.

Para entrar al laberinto que significa la obra En Do, Maya Beiser hizo el siguiente planteamiento:

“Para mí −dijo− la obra En Do de Terry Riley es un amalgamiento de una fuente abierta y un texto sagrado. Al grabar este disco, me interesé en encontrar las conexiones fortuitas tanto rítmicas como melódicas que resultan de reconstruir las 53 células motívicas en una serie de secuencias en violonchelo, flotando sobre un continuo en Do de drones (término musical que remite a repetición) en la cuerda Do del violonchelo.

“Este disco −continúa Maya− explora de qué manera el mundo misterioso de la cuerda Do, con sus sobretonos armónicos, nos revela y remodela la obra de Terry hacia una manera más íntima y más expansiva de esa composición clásica. Este es un viaje solitario en una pieza originalmente creada y que había sido siempre interpretada como una experiencia comunitaria.”

Hay que hacer notar que Terry Riley es practicante de budismo y convive con comunidades culturales de la India y otras vertientes humanísticas. De manera que sus composiciones siempre tienen un componente espiritual muy poderoso. En el caso de su obra En Do, hay un componente chamanístico muy fuerte y la clara intención de crear en el escucha un satori; es decir, una revelación muy profunda de lo que en budismo se denomina la realidad real, un camino hacia la iluminación.

También es muy relevante subrayar que Terry Riley compuso En Do en plena revolución jipi, de manera que la palabra sicodelia viene como anillo al dedo a su obra. El propio Terry lo declara así: Estoy convencido de que la música, el chamanismo y la magia están interconectados, y cuando se está consciente de eso, es posible hacer el uso más hermoso de la música.

Es tiempo de referir uno de los momentos claves de toda la cultura rock: los integrantes del grupo The Who se toparon una buena noche con un casete con la obra En Do y la escucharon la noche entera hasta el amanecer, entonces buscaron hacer contacto con Terry Riley para pedirle autorización de usar un fragmento de esa obra y fue así como nació lo que en mi consideración es la obra maestra de The Who: Baba O’Riley.

Y hablando de autorización. Mientras otros colegas de Terry Riley son muy celosos con los derechos de autor, él de manera consciente y voluntaria nunca registró esa obra a su nombre, para declararla obra libre, tal como lo es.

Además de recomendar la escucha de Baba O’Riley con Los Quién y con Bang on a Can, pongamos a sonar una versión canónica que viene al caso, el disco titulado Terry Riley in C, de 2017, que él grabó con los Brooklyn Raga Massive, con resultados realmente extáticos. Un frenesí del alma. Podemos observar, porque toda la música de Terry Riley es sinestésica, a bailarines derviches girando hasta horadar el cielo y formar un portal dimensional a través del cual navegamos en un rapto.

Del disco de Maya Beiser con la obra En Do nos queda flotando en la mente el momento en el cual comenzamos a levitar merced al vaivén imperceptible de la cuerda Do del violonchelo de Maya, donde nacen sonidos de la nada y es en la nada donde navegamos, ingrávidos, libres, en éxtasis.

Hay muchas conexiones en la versión de Maya Beiser, como suele suceder en toda paráfrasis de obras maestras. Por ejemplo, hay pasajes donde claramente percibimos el universo de Philip Glass, otro compositor mal llamado minimalista sin que lo sea, en particular atmósferas provenientes de Powaqqatsi y Koyaanisqatsi, y así las veredas de este transitar por los recovecos de nuestra alma, que eso y no otra cosa es la obra En Do: un viaje a nuestro interior.

OM MANI PADME HUM.

@PabloEspinosaB

disquerolajornada@gmail.com