En esta edición se nota la ausencia de grandes anuncios de Hollywood

Sábado 17 de mayo de 2025, p. 7
Cannes. En el Festival de Cine de Cannes uno puede sentirse nostálgico por casi cualquier cosa, incluso por Jerry Seinfeld en una tirolesa con un disfraz de abejorro.
Durante muchos años, Cannes ha acogido no sólo un sinfín de películas artísticamente ambiciosas, sino también algunas de las estrategias promocionales más extremas de Hollywood. Con tantas cintas abarrotadas en los 12 días del festival, y con gran parte del mundo observándolas, hay mucho en juego para destacar.
Pero en los pasados años, el ardid publicitario de Cannes se ha convertido en una especie en peligro de extinción. Las esperanzas de que Tom Cruise pudiera revivir una tradición latente se desvanecieron con el estreno relativamente tranquilo de Misión imposible: Ajuste de cuentas final.
¿Se lanzaría Cruise en paracaídas al palacio? ¿Podría subirse al ala de un avión para ir al estreno? Nada tan elaborado ocurrió. El actor estadunidense y compañía desfilaron por la alfombra roja mientras una orquesta interpretaba el tema de Misión imposible.
Este año, en la Croisette, se nota la ausencia de los grandes anuncios que Hollywood suele presentar para el festival. Paramount Pictures tiene una instalación de Misión imposible frente al Hotel Carlton, pero, como viene siendo habitual desde hace varios años, Hollywood rara vez busca grandes campañas publicitarias en Cannes.
Si bien el próximo drama de acción sobre Fórmula Uno de Universal Pictures, F1, podría parecer una elección natural, con el Gran Premio de Mónaco a pocos días de distancia, F1, al menos hasta ahora, no ha hecho ninguna parada en Cannes.
Las cosas podrían cambiar. Cannes estará abierta hasta el 24 de mayo. Alguien podría llegar en parapente sobre el Mediterráneo, como hizo T.J. Miller en 2017 para Emoji: La película, o hacer travesuras ninja con un grupo de pandas gigantes, como hizo Jack Black en 2008 para Kung Fu Panda.
Ambiente circense
Pero durante años, el ambiente circense de Cannes ha ido decayendo. Esto se debe en parte a las limitaciones presupuestarias y a las cambiantes prioridades de marketing de los grandes estudios. Para Cruise y Final Reckoning, Cannes fue sólo una parada en una gira mundial.
Además, algunos de los que más se dedicaron a traer el entretenimiento de Hollywood a Cannes ya no son visitantes habituales. Mientras dirigía DreamWorks Animation, Jeffrey Katzenberg se aseguró de que sus películas dejaran huella en Cannes, ya fuera con modelos con pelucas de Trolls o con la tirolina de Bee Movie de Seinfeld.
¿Es la ausencia de tales cosas algo que lamentar? Probablemente no, pero sí contribuyeron a la naturaleza de Cannes, donde las cosas pueden pasar, dándole al festival la sensación de una gran extravagancia. Podría considerarse una forma pequeña y superficial de que las películas ya no sean el espectáculo carnavalesco que fueron antes.
Por ahora, sin embargo, podemos decir que siempre recordaremos cuando Sacha Baron Cohen, en El dictador, recorrió la Croisette en camello. ¡Qué recuerdos!