El espectáculo visual de la Ópera de Pekín

a Ópera de Pekín, también conocida como Jingju, es mucho más que teatro cantado, como cualquier aficionado a este género pudiera imaginar; es una experiencia artística de gran impacto visual que combina música, canto, danza, acrobacia junto a diferentes estilos teatrales chinos enraizados en una profunda tradición cultural.
Los movimientos estilizados convierten cada escena en un incomparable espectáculo visual. Sus orígenes se remontan a finales del siglo XVIII, durante la dinastía Qing. Los actores usan elaborados maquillajes que indican el tipo de personaje a representar: los buenos, los malvados, los valientes, los cómicos y más.
Los trajes son verdaderas obras de arte, con gran riqueza cromática; la tradición indica que han de ser bordados a mano y los actores requieren generalmente de apoyo a la hora de prepararse para entrar a escena.
El profuso maquillaje también impacta al público occidental y en alguno de los teatros como el Liyuan, se permite entrar antes de la función para observar a los actores durante el proceso de preparación antes de salir al escenario. El maquillaje tiene también su propio significado, de acuerdo con los colores; por ejemplo, el rojo representa la lealtad, el blanco a la traición o el negro para la valentía.
En este pequeño teatro que se encuentra en un lujoso hotel se han adaptado las condiciones para que el turista pueda comprender el desarrollo de la obra mediante la proyección de subtítulos en inglés. Con capacidad para mil personas, ofrece también lugares con mesas donde el espectador puede disfrutar de bebidas y algunos bocadillos durante la función. Fue fundado en 1956 y en 2002 se documentan trabajos de renovación.
A diferencia de la ópera occidental, en que el escenario forma parte de la historia representando dramas humanos, historias de amor o tragedias, la Ópera de Pekín pone énfasis en los actores y su indumentaria narrando historias tradicionales chinas, mitología, leyendas, episodios de guerras o aspectos de las enseñanzas de Confucio, el filósofo que creó la doctrina del confucianismo, nacido en 551 aC, quien desarrolló un código moral basado en valores como el respeto o la bondad.
El canto puede resultar un tanto extraño para el público occidental con sonidos muy agudos y nasales. A diferencia de la ópera occidental, la de Pekín utiliza una orquesta compuesta principalmente por instrumentos tradicionales chinos como el jinghu (violín chino), gongs y tambores que se adaptan a los ritmos del canto y las actuaciones.
Aunque está profundamente arraigada en la historia china, la Ópera de Pekín ha sabido adaptarse al mundo moderno, incluyendo elementos contemporáneos sin perder su esencia. Como su nombre lo indica, no sólo se presentan espectáculos en esta ciudad. Las diversas compañías de teatro viajan por todo el país y las que cuentan con recursos también realizan giras internacionales para difundir uno de los pilares de la milenaria cultura. La Ópera de Pekín fue inscrita en 2010 en la Unesco como herencia intangible de la humanidad.