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De Ixcateopan al antimperialismo
E

n tiempo reciente, Jorge Veraza ha vuelto sobre la polémica en torno a la figura de Eulalia Guzmán y el año de 1949 respecto a la figura de Cuauhtémoc. La biografía de esta personalidad, siguiendo el detallado trabajo de Fabiola Bailón, puede mirarse en una continua alternancia entre compromiso político y actividad educativa y científica. Punto de quiebre personal e institucional, la comisión en Ixcateopan también abrió para Guzmán una década de participación política en las variadas vetas del antimperialismo.

Los hallazgos en Ixcateopan, Guerrero, surgieron múltiples efectos más allá de la discusión científica y las pugnas institucionales que Veraza ha vuelto a narrar. También abrió intersticios sugerentes en la mirada de las izquierdas, que, si bien ya habían adoptado una reinterpretación de la historia nacional, pudieron llevar esta comprensión hasta el proceso de invasión de 1521.

Por ejemplo, en octubre de 1949 la revista Teoría del PCM, editada por su Comité Central, presentó en su número 8 un grabado de Cuauhtémoc, describiéndolo como “Símbolo de las luchas por la independencia y la libertad del pueblo mexicano contra los invasores (…) y ejemplo constante para los patriotas que actualmente combaten contra el imperialismo yanqui”.

Los poetas y militantes del Partido Obrero Campesino Hernán Laborde y Alexandro Martínez Cabrero, a su vez, evocaron en verso a Cuauhtémoc. El primero lo hizo de manera celebratoria a la figura de la científica, escribiendo: Dijo Eulalia y dijo bien: / Cuauhtémoc ya no es un mito; / desde hoy, para su pueblo / se convierte en héroe vivo. Tras desplegar estrofas en clara seña antimperialista, concluía: Si les gusta mi corrido / a la gloria de Cuauhtémoc /vengan a gritar conmigo: / ¡Viva Eulalia y Viva México!

A su vez, Martínez Camberos, en Levántate Cuauhtémoc (1951) senteció: el pueblo, como tú, está postrado / mas no muerto, ni hollado, ni rendido; / hizo un alto tan solo en su camino, / una tregua nomás en el combate. / ¡Levántate, Cuauhtémoc! Sin embargo, el punto máximo de este efecto político fue el inicio de la campaña de Vicente Lombardo Toledano a la Presidencia el 13 de enero de 1952. La gesta electoral del teziuteco inició en Ixcateopan, con un discurso titulado Padre Cuauhtémoc, donde el candidato se extendió tanto sobre la historia nacional en clave antimperialista como sobre las necesidades y urgencias de las tierras comunales y las necesidades de los pueblos indígenas.

El compromiso de Guzmán también se vio intensificado en variadas iniciativas. Por ejemplo, en 1950 y 1951 formó parte del Comité Mexicano por la Paz que irrumpió como una reacción ante la perspectiva de un nuevo conflicto bélico. En el llamamiento público a realizar un gran congreso que detuviera la guerra y alentara la paz fue oradora junto a Lombardo y Pablo Neruda. Aquel planteamiento se transformó en un Congreso Interamericano por la Paz, al que también se adhirió. Amén de esta incursión, Guzmán fue una de las voces críticas ante el primer gran episodio de macartismo trasnacional que significó la captura y expulsión de México del líder comunista estadunidense Gus Hall en octubre de 1951. Junto a otras personalidades firmó desplegados exigiendo el respeto a la Constitución y la posibilidad que ésta daba del derecho de asilo.

En 1952 hizo parte de la comitiva que partió hacia la recién fundada República Popular China para participar en la Conferencia de Partidario de la Paz de los pueblos de Asia y el Pacífico. Aquella reunión fue de gran importancia, no sólo porque permitió la acumulación de fuerzas del bando antimperialista que encontraba en la consigna de la paz un puente con el socialismo, sino que también permitió que Pekín se convirtiera en una vitrina para la forja de renovados ideales socialistas. Guzmán y otros participantes de aquel acto protagonizarían más tarde el lanzamiento de la Asociación de Amistad con China Popular. También formó parte del comité de solidaridad con Cuba, teniendo un papel protagónico en los festejos realizados por la izquierda nacional-popular del centenario de José Martí en 1953, mismo que fue un espacio para la denuncia de la deriva del gobierno golpista que había accedido al poder en la isla un año antes.

En los siguientes años escribió en el boletín Mujeres mexicanas, en donde sintetizó en pocas palabras su investigación crítica sobre Hernán Cortés y textos suyos circularon en la revista Cultura Soviética. Finalmente, en 1961 Eulalia Guzmán fue partícipe de la Conferencia Latinoamericana para la Solidaridad y la Emancipación Económica, impulsada por el general Lázaro Cárdenas, y más tarde de la fundación del Movimiento de Liberación Nacional, en donde convergieron las izquierdas nacional-populares y las socialistas.

La constelación de este recorrido nos recuerda el intenso compromiso que tuvieron las y los científicos mexicanos en las décadas de 1940 y 1950 en favor de la soberanía nacional, rasgo distintivo de su esfuerzo y ejemplo valioso para nuestro tiempo.

* Investigador de la UAM. Autor del libro Pensamiento agrario radical mexicano