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Ciudad perdida

Plan en marcha contra desapariciones

D

e los pendientes que dejó el gobierno pasado, uno de los más dolorosos es sin duda el de la atención a las que conocemos como madres buscadoras.

Atar ese cabo suelto no es cosa sencilla. A la fecha existen hasta 60 organizaciones de familiares en búsqueda, y se habla además de una veintena de ONG, de organismos creados con ese fin en México y Centroamérica.

El movimiento por nuestros desparecidos, al parecer el más antiguo, surgió en marzo de 2015 para exigir al gobierno –el de Enrique Peña Nieto– que visibilizara la desaparición de personas y la implementación de una ley en atención al fenómeno social de las desapariciones.

Otro dato que da idea del laberinto que significa la desaparición de personas está en el número de cadáveres sin reconocer que se hallan en las morgues de todo el país. Las cifras más conservadoras hablan de 31 mil cuerpos abandonados, pero hay quienes aseguran que el dato correcto es de más de 72 mil que se han acumulado en 17 años, de 2006 hasta 2023, cuando menos.

El dato es inquietante porque hasta ahora las autoridades tienen todos los datos para poner nombre y apellido a los cuerpos. Huellas dactilares, dentales y de todo tipo que podrían otorgar una identidad a los cadáveres, pero poco se ha logrado. María Dolores Patrón, por ejemplo, halló a su hija en una morgue de Cancún tras cuatro años de búsqueda. Hasta donde se sabe la señora Patrón es la lideresa de las buscadoras en Quintana Roo.

Pero como ese ejemplo no hay muchos. Ahora toca a la Secretaría de Gobernación, a la secretaria, Rosa Icela Rodríguez, tratar de resolver el problema. Se requiere mucho dinero para hallar soluciones –por ejemplo comparar ADN entre vivos y fallecidos–, pero sobre todo paciencia para escuchar la desesperación y hallar soluciones personales.

Paciencia y trabajo son dos cualidades reconocidas en la labor de Rosa Icela Rodríguez, así que por ese lado habrá que tener confianza en las habilidades de la secretaria, pero por el lado de las madres buscadoras tendrá que haber la voluntad de creer lo que muchos de los asesores que supuestamente las asisten se niegan a entender.

Y es que resulta innegable que muchos organismos que dicen luchar por los derechos humanos han convertido a las ONG que representan en verdaderas máquinas del chantaje, y antes que buscar soluciones intentan sostener problemas por siempre para no perder ni la chamba ni la presencia política.

Afortunadamente no son todas, pero hay que recordar que estas surgieron porque los gobiernos de corte neoliberal negaron su quehacer político frente a la problemática, deber que ahora pretende retomar el gobierno como una de sus prioridades, y ubica en el centro del asunto a Rosa Icela Rodríguez, que se distingue por entregar resultados satisfactorios a los problemas que se le han encomendado.

La presidenta Sheinbaum ya empezó a cumplir con las exigencias de los grupos: envió al Legislativo una iniciativa de ley en materia de desapariciones forzadas, pero en el Senado no se aprobará tal iniciativa. El viernes se pospuso indefinidamente darla por buena; es decir, la Presidenta también tiene que luchar contra los de dentro.

Tal vez por eso ha puesto toda su confianza en la secretaria de Gobernación, la que no tiene duda en cumplir con un trabajo que no sólo es un compromiso de la Presidenta, sino un requerimiento para la paz en el país, cosa con la que está comprometida la secretaria Rodríguez.

De pasadita

Tenía que suceder. Una persona muy querida, muy cercana, rodó por los suelos en una de las calles de esta ciudad causándose diferentes daños, que seguramente no resultaron graves por su juventud. Esta persona tropezó con una banqueta rota. No es la primera de la que somos testigos, y hasta ahora nada pasa. ¿Qué se requiere para que se ponga más atención a las calles de la ciudad?

cd_perdida@jornada.com.mx