Lunes 24 de febrero de 2025, p. 5
De la ópera Atala se tiene certeza de que fue escrita en 1868 y que se estrenó en 1879, en el teatro Degollado, en Guadalajara, Jalisco, además de que luego se presentó en Zacatecas y en Tepic, Nayarit.
Fue una ópera mexicana que se escuchó fuera de la periferia; eso me parece fascinante, porque finalmente fue apreciada por otro público. Buscaron representarla en la Ciudad de México, pero Miguel Meneses (su autor) nunca pudo hacerlo. Eso es parte de la investigación histórica que estoy haciendo y que tiene que ver con su cercanía al Segundo Imperio
, señala la musicóloga Aurea Maya.
“Llegó Juárez y varios compositores quedaron relegados, entre ellos Meneses; entonces, se contrató en una compañía itinerante que recorría la República Mexicana. Fue director de orquesta, instructor de coros, maestro de canto y pianista. Ha de haber ganado muy poquito, como ocurría en ese tiempo, pero fue su modus vivendi, mientras se calmaban las cosas en el centro del país, y siguió componiendo.”
Este título está conformado por tres actos y 13 números. Su libreto se basa en la novela homónima de François-René de Chateaubriand (1768-1848), en la que el célebre literato francés voltea hacia América
para contar la historia del conflicto de un amor imposible entre dos indígenas en la Luisiana del siglo XVIII, ella, cristiana, y él, de una tribu enemiga.
Aunque fue escrita en México por un autor nacional, Atala está apegada al lenguaje musical de la época en el país, que era el italiano, en términos musicales y líricos, como ocurrió con las demás óperas escritas aquí en ese entonces, explica la también historiadora
Es una ópera italiana por números, al estilo del bel canto, por supuesto, con motivos conductores, pequeñas melodías que refieren temas importantes de la ópera, como la muerte de Atala, el amor y la tragedia que vive esa mujer. Más que mitología, la historia tiene las creencias de Chateaubriand en torno a la América aborigen
, detalla.
“La obra dura dos horas; no es larga. Quizá tiene que ver con que está destinada a un público fuera de la Ciudad de México, presentada por estas compañías itinerantes que van montando uno y otro título, y que tienen pocos recursos.
Es muy significativo que se haya estrenado en Guadalajara y luego llevada a Zacatecas y Tepic, ciudad en la que hoy ni siquiera hay ópera. Otro aspecto muy importante es el significado que tuvo la ópera en México en el siglo XIX: fue uno de los medios del gobierno para demostrar que éramos un país civilizado.