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Morena y la izquierda
L

a izquierda de Morena debiera tomar en serio el artículo de Fabrizio Mejía Madrid del pasado sábado 14 de diciembre en estas páginas. Me refiero a esa izquierda, porque también hay derecha en ese partido. Morena ha creído que debe acoger, o tolerar, pero en definitiva incluir en sus filas a miembros del cuasicadáver del prianismo. No soy miembro de Morena, pero me importa la 4T y, por tanto, el futuro del país, tanto como a los miembros más genuinos de ese partido. Un morenista genuino como Mejía Madrid ha puesto en cuestión ese asunto; según mi lectura: hasta dónde y hasta cuándo habrá prianistas en Morena. ¿Fueron necesarios esos personajes para obtener los 36 millones de votos de Claudia? La izquierda morenista debe formular su desiderátum. El tema parece apremiante: la evidencia de cada día muestra que gran parte de los funcionarios del Estado, a lo ancho y a lo largo de la República, proviene del pasado neoliberal corrupto.

Los botones de muestra brotan a cada paso, como es el caso de Santiago Bazdresch Barquet, funcionario fifí del Banco de México, y representante ante el Consejo Directivo del CIDE, que ha descalificado a instituciones de educación superior públicas, como la UNAM, la UAM, el Colegio de Postgraduados, la ENAH y el Tecnológico de Monterrey, entre otras. El juicio de este personaje indocto es que los egresados de esas instituciones no tienen el nivel para ser profesores del CIDE. En realidad se refiere a la orientación teórica y los valores ideológicos que él supone son los de los egresados de esas casas de estudio. Quiere exclusividad para ciertas universidades gringas. Está claro que detesta a la 4T. Tan majo que es nacer en USA ¿Ok?

No propongo una cacería de brujas. Se trata del compromiso efectivo de la 4T de no robar, no mentir, no traicionar al pueblo. El pueblo: ese nosotros que pinta su raya y se deslinda de las élites que lo han explotado, lo han excluido, lo han discriminado; unas élites representadas históricamente por el PRI y el PAN, partidos vueltos neoliberales corruptos desde los tiempos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas. Unas élites con intelectuales conocidos, vueltos también neoliberales militantes. Unas élites dueñas y señoras de la mayor parte de los medios escritos y los digitales. Se trata también de otro principio del obradorismo según el cual los servidores públicos, en el Poder Ejecutivo, en el Legislativo, en el (próximo) Judicial, así como en los organismos públicos autónomos necesarios a la República (como el BdeM), no trabajen para su santo ni para su patria neoliberal. El objetivo es: por el bien de todos, primero los pobres. Para horror de Mr. Bazdresch and accomplices.

Fabrizio formula una pregunta inquietante: ¿Hay que involucrar a los opositores para desactivarlos adentro o, por el contrario, acabarán por minar el proyecto de transformación desde ese mismo sitio? Parece claro que en Morena hay personas que dicen sí, es posible desactivarlos adentro; y también las que responden: acabarán minando el proyecto de transformación. Morena, como partido, debe alcanzar sólo una de esas respuestas y actuar en consecuencia. Sin debatirlo, va ganando el por ahora dejemos las cosas como están.

Algunos pensamos y escribimos que para el segundo piso era necesaria una vuelta de tuerca hacia la izquierda para acelerar la transformación, en palabras de Fabrizio. En los hechos se dio, si así puede decirse, una vuelta de tuerca hacia la derecha para permanecer en el centro-izquierda. Se hizo como propósito y proyecto de la Presidenta. Pero el mundo no termina ahí; tan es así, que ahí está la pregunta sin respuesta de Fabrizio. No se pierda de vista: el centro es ese mundo donde todos los gatos son pardos, el de lo nebuloso y lo ambiguo;el que pendulea hacia todos lados: derecha, centro, izquierda, centro, derecha. Y aspira y busca quedarse en su lugar: el flanco derecho.

La forma de conservar la unión del partido con el pueblo es caminar con ahínco por el flanco izquierdo, aunque eso pueda meter dificultades en el gobierno. Conceder por la derecha es lo que han hecho los ya numerosos proyectos latinoamericanos que, por eso mismo, han ido abortando. Los numerosos adictos de Trump, Bukele, Milei o Meloni y otros gemelos, están actuando. Los enemigos de la 4T también están ahí dentro, listos para roer la transformación.

El gobierno de la 4T está en sus prolegómenos y avanza; se destinan ingentes montos de recursos públicos a los programas sociales en beneficio de los de abajo, y crece el mercado interno, y crece también el número de multimillonarios y los ricos son más ricos. El resultado en los de abajo es visible, pero entre los de arriba y los de abajo aumenta el abismo. La desigualdad avanza y acabará coagulándose. Y los de abajo siguen siendo millones y son muy pobres. La 4T se mueve en unos carriles con una inercia que simultáneamente allega beneficios a los pobres y hace más ricos a los ricos. ¿Así está todo bien, o no del todo bien, o?