Jerusalén. Israel lanzó ayer decenas de ataques aéreos sobre Siria, a pesar de que el líder rebelde Abu Mohammed al Jolani afirmó que su grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS) no estaba interesado en un conflicto con Tel Aviv, informó The Guardian.

La más reciente ofensiva aérea israelí sigue a las declaraciones del ministro de Defensa Israel Katz, en el sentido de que debido a lo que está sucediendo en Siria, es de enorme importancia en términos de seguridad para Israel mantener el pico.

La operación militar tuvo como blanco distintas bases del ejército sirio, además de sitios con armas pesadas y lugares asociados al programa de misiles y armamento químico del antiguo gobierno de Bashar al Assad, también destruyeron la pequeña fuerza naval siria en el puerto de Latakia, indicó el medio británico.

Anoche, intensas ofensivas aéreas israelíes en la región costera de Tartus golpearon unidades de defensa aérea y depósitos de misiles tierra-tierra, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que calificó los bombardeos como los más fuertes desde 2012, en la zona que alberga una base naval rusa.

En tanto, el gobierno israelí aprobó un proyecto del primer ministro Benjamin Netanyahu para duplicar la población en la parte siria de los Altos del Golán ocupada y anexada por Israel, publicó la oficina del premier.

El gobierno aprobó por unanimidad el proyecto de Netanyahu de desarrollo demográfico de las localidades del Golán y de la (ciudad de) Katzrin por una suma de 40 millones de shekels (casi 11 millones 119 mil dólares), según un comunicado.

Ante el anuncio, Arabia Saudita condenó el plan israelí y denunció un sabotaje de las oportunidades de restaurar la seguridad y la estabilidad en Siria.

Una organización británica urgió a realizar un esfuerzo internacional para eliminar las minas y proyectiles sin explotar en Siria, al advertir que las miles de personas que regresan a sus hogares son en extremo vulnerables.

Después de más de 13 años de guerra, es necesario el apoyo global para retirar millones de municiones de racimo, minas y otros artefactos sin explotar para proteger la vida de cientos de miles de sirios y preparar el terreno para una paz duradera, declaró la organización británica Halo Trust.

Decenas de miles de personas atraviesan todos los días zonas infestadas de minas, alertó Damian O’Brien, encargado de la organización especializada en desminado para Siria.

Mientras, en un ambiente festivo, decenas de niños y adolescentes uniformados volvieron ayer a los centros de estudio en Damasco, una semana después de la caída de Al Assad.

Si Dios quiere, habrá más desarrollo, seguridad y construcción en este querido país, expresó Maysoun al Ali, directora de la escuela Nahla Zaidan, que se ubica en el barrio Mezzah, donde los maestros izaron la bandera revolucionaria de tres estrellas.

Los centros universitarios también reabrieron, pero solamente un puñado de empleados asistió . Un trabajador, que habló bajo condición de anonimato, compartió que la mayoría de los estudiantes vienen de otras provincias y va a tomar algún tiempo para que las cosas vuelvan a la normalidad.

Por otro lado, varias cancillerías extranjeras multiplicaron ayer sus gestiones para establecer contacto con el nuevo poder islamita en Damasco.

Los nuevos dirigentes de Siria afrontan ahora el desafío de tranquilizar a la comunidad internacional, mientras la población sigue conmocionada por duros testimonios de tortura bajo el anterior gobierno.

Una delegación de Qatar llegó el domingo a Siria a entrevistarse con responsables del gobierno de transición, anunció el ministro catarí de Relaciones Exteriores.

La delegación diplomática llegó a Damasco para terminar las gestiones necesarias para la apertura de la embajada de Qatar, indicó en un comunicado el portavoz del ministerio, Majed al Ansari.

Con la vuelta a la normalidad, los sirios enfrentan un descalabro económico por el impacto de casi 14 años de guerra y los efectos de las sanciones internacionales.