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Trasciende el trabajo de Tlachinollan en derechos humanos: enviado de ONU
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Son 30 años productivos, muy agridulces a veces, afirmó Abel Barrera, director y fundador del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, en el 30 aniversario de esta organización, celebrado en el municipio de Tlapa de Comonfort, Guerrero.Foto Sergio Ocampo Arista
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 10 de diciembre de 2024, p. 26

Tlapa de Comonfort, Gro., El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan está en el corazón de la Montaña, en la entraña de los pueblos; ha trascendido el espacio territorial que habla e incide en el ámbito nacional e internacional, con un enfoque de derechos humanos, aseguró Alan García, coordinador de Graves Violaciones de los Derechos Humanos de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México.

En la presentación del informe Me-moria imbatible ¡Corazón de acero!, en el contexto del 30 aniversario de la fundación de Tlachinollan, García señaló el fin de semana que el documento nos muestra la fuerza de la esperanza y el papel de la sociedad civil en México. Hay una imagen preocupante, abrumadora, en los testimonios, no es demasiado tarde.

Dijo que la humanidad ha creado todos estos problemas, pero el antí-doto es creer en los derechos humanos, los cuales nos pueden guiar a tra-vés de la niebla del conflicto, la crisis, el dolor, la zozobra y la bruma.

Comentó que el informe incluye “una amalgama de ensayos, de gente que ha acompañado a Tlachinollan, desde (la actriz) Ofelia Medina; el periodista Luis Hernández Navarro; Santiago Aguirre, del Centro Pro; Miguel Álvarez, y el investigador Sergio Sarmiento. Eso nos da perspectiva de lo que han sido estas primeras tres décadas. Por ello, rechazamos la denostación y estigma de todos los actores gubernamentales que han acompañado el caminar tan digno de Tlachinollan.

Explicó que el texto realza y fomenta la esperanza: “Es difícil encontrar a una organización que trabaje este amplio abanico de temas, que va desde la desaparición de personas, la violencia contra las mujeres, los periodistas y defensores de derechos; la crítica y el cuestionamiento a un modelo de seguridad de carácter militarizado, los jornaleros agrícolas y los derechos de las comunidades indígenas, afromexicanos.

Ademas, el desplazamiento forzado, la autodeterminación de los pueblos, la defensa de los recursos naturales y el medio ambiente, el derecho a la vivienda, educación, salud, los matrimonios forzados, la reivindicación de las personas que están en condición de mayor vulnerabilidad, por no hablar el español, por el color de la piel.

Destacó que se contemplan “historias luminosas: litigios con resoluciones favorables, incluso con alcance internacional, como el de (la violación) de Inés Fernández y Valentina Rosendo y las policías comunitarias. Se apuesta por la memoria, este es un año muy significativo en Guerrero, por lo que representa el 50 aniversario de la desaparición de Rosendo Radilla y también del asesinato de Lucio Cabañas. Tlachinollan ha supuesto uno de los movimientos más constructivos en la historia de la humanidad.

Tania Ramírez, de la organización Hijas e Hijos de Personas Desaparecidas, Exiliadas o Asesinadas por Motivos Políticos y directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México, afirmó: Tlachinollan ha sido un faro de luz y esperanza; se cumplen 30 años del levantamiento zapatista y hace pocos días se conmemoraban los 50 años del asesinato de Lucio Cabañas y también de la desaparición de Rosendo Radilla.

Mientras, Abel Barrera recordó el inicio del proyecto: fuimos a la Casa Magencio Abad Zeferino, con un maestro que fue llevado a un cuartel militar. Le preguntaban quién llevaba las armas y quién estaba en la guerrilla, y como no decía nada, le enterraron agujas en los dedos de los pies. Le dieron toques eléctricos. Lo único que hicimos fue denunciar en los medios . Señalamos que fue el Ejército. Al tercer día lo tiraron en el crucero de El Peral, cerca de Chilapa, junto con su hijo.

Ese caso provocó temor, el profesor pidió que se denunciara, era el tiempo del Ejército Popular Revolucionario en la Montaña. Magencio y su familia se fueron a Estados Unidos; pero él sigue luchando por los derechos humanos, expuso.

Contó el caso de las viudas de (la masacre en la comunidad) El Charco, municipio de Ayutla de los Libres, que desde 1998 exigen justicia por el asesinatos de sus esposos.

Sobre las madres y padres de los 43, destacó: nos han enseñado a pelear, pidieron al anterior gobierno federal los 800 folios e investigar al Ejército. Mientras, en San Miguel del Progreso, Malinaltepec, los indígenas defienden su territorio.

Mencionó que por los asesinatos de Arnulfo Cerón, Ranferi Hernández, Vicente Suástegui y Antonio Vivar, tuvimos que salir al frente.

Subrayó que “a nivel nacional e internacional no estamos solos, nos apoyan colectivos, la ONU, Amnistía Internacional, también el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, que nos ayuda con los casos que llevamos ante la Comisión Interamericana, el Centro Henry Kennedy, con Ethel Kennedy, y las hijas de Robert Kennedy.