Lunes 9 de diciembre de 2024, p. 7
Hoy y el próximo miércoles, en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, se proyectará el documental Obispo rojo, dirigido por Francesco Taboada Tabone, quien en entrevista con La Jornada cuenta que para esta historia, lo primero que me llamó la atención fue darme cuenta de que existiera un personaje tan revolucionario como don Sergio Méndez Arceo dentro de jerarquía de la Iglesia católica mexicana. Desde ahí me interesé
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Taboada rememora: “He trabajado con personajes como Zapata, Tin Tan o Villa, que son íconos de la identidad mexicana y, especialmente, como soy de Cuernavaca, estaba relacionado con don Sergio de manera lejana, porque fue un obispo muy polémico e importante en la región. Me di cuenta de su importancia cuando hice Trece pueblos en defensa del agua y de la tierra. Varios de los sacerdotes que él formó fueron parte de dicho movimiento indígena, y ahí me di cuenta de la estatura de este hombre que había formado a párrocos alejados de la jerarquía católica, y por eso me interesó”.
El director de Los últimos zapatistas comentó: “Hay material inédito del obispo Sergio Méndez Arceo. Comencé a hacer la investigación hemerográfica y realizar entrevistas a gente que lo conoció, me fui dando cuenta de que don Sergio tenía tentáculos por todos lados de Latinoamérica, como, por ejemplo, el brasileño teólogo de la liberación Leonardo Boff; el premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel; la Monja rebelde de Barcelona, Teresa Forcades; el anarquista y filósofo Iván Illich; el documentalista cubano Santiago Álvarez, quien lo entrevistó en 1968 y tuvo que esconder los rollos donde registró la famosa misa con mariachis de Méndez Arceo, para poder llevárselos a Cuba. Además, don Sergio fungió de vocero del Frente Sandinista de Liberación Nacional, de Nicaragua; fue parte importante para que los exiliados chilenos, argentinos y brasileños fueran acogidos en México, así como el escondite que les dio en la diócesis de Cuernavaca a algunos guerrilleros guatemaltecos…”
En la investigación que realizó Taboada se dio cuenta de que Don Sergio estaba en todos lados. Conocimos su vida mediante testimonios orales, con entrevistas, porque en los archivos no existe esta información. De hecho, don Sergio es una figura a quien la historia oficial y la eclesiástica trataron de silenciar
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Una historia silenciada
Por lo anterior, considera el director: “La de don Sergio Méndez Arceo es una historia que nos ha sido negada; es muy reciente e importante porque da cuenta de las luchas de la izquierda, que también han sido constantemente silenciadas. Apoyó y estuvo vinculado con las guerrillas de Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y Florencio El Güero Medrano. Su interrelación con la guerrilla y los políticos para salvar la vida de presos políticos. Durante la llamada guerra sucia, don Sergio fue un aliado de la guerrilla y eso no está en los documentos ni en los libros, sólo en los testimonios orales con los cuales está construida la película Obispo rojo”.
Con un poco de retintín, Francesco Taboada dice: La mandamos a algunos festivales de cine en México, como a los de Morelia, Guadalajara y DOCS/CDMX, pero no la aceptaron. La sorpresa fue que el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana sí la aceptó y vamos a estar en la Sección de Panorama
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Reflexivo, agrega: La importancia de don Sergio es que él pertenecía al mundo católico, era un hombre de fe, muy ligado a la Iglesia y al mismo tiempo íntimamente cercano al pueblo, parte de la izquierda y los marxistas de su época, quienes lo veían con cierta desconfianza porque era sacerdote, mientras la jerarquía católica lo combatió, incluso varias veces lo llamaron a rendir cuentas a Ciudad del Vaticano. Esa es la parte luminosa de Méndez Arceo, que pudo transitar en dos mundos, donde no es un preferido de la Iglesia católica y tampoco es considerado héroe revolucionario de la izquierda. Fue las dos cosas. A cada bando le causó dudas, cómo obispo tan cercano a la Iglesia podía al mismo tiempo ser cercano a los pobres y los movimientos sociales. Por ejemplo, fundó las Comunidades Eclesiales de México y por eso en algún momento dejó su báculo y lo cambió, para representar su humildad, por una vara de otate, que empuñó hasta el día de su muerte
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La realidad del país fue cambiando a Méndez Arceo: “Llegó a Morelos como obispo conservador y poco a poco fue teniendo su transformación. En la película muestro una epifanía de don Sergio, cuando algunos empresarios le piden ir a amansar a unos obreros rebeldes en huelga; cuando llega a la cárcel para hablar con los obreros, uno de ellos, a quien conocían como El Cobijero, le dice: ‘Usted no tiene nada qué hacer aquí, porque nunca ha comido pan duro con café. Usted no sabe nada de los pobres’. A las palabras que le dijo el obrero, don Sergio reviró: ‘Desde este momento ya no seré juez, ahora seré parte, parte de ustedes’; ahí comienza a ser defensor y vocero de los movimientos obreros”.
Taboada concluye: “Muchas de las cosas en Obispo rojo no se conocían, como el caso de Silvia Marcos, pionera del feminismo en México. Ella cuenta cómo Sergio Méndez Arceo la protegió cuando el Cisen la comenzó a perseguir por sus nexos con los movimientos guerrilleros. Su testimonio dio luz a la figura de don Sergio”.
Las funciones de Obispo rojo en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana se efectuarán hoy en el Multicine Infanta y en la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano el 11 de diciembre, con presencia del director.