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México, SA

Trump: otra amenaza // Dólar, arma política // BRICS, alternativa

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▲ Los mandatarios de Rusia, Vladimir Putin; China, Xi Jinping, e India, Narendra Modi, en la cumbre del BRICS efectuada en septiembre de 2017 en Xiamen, China.Foto Ap
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saber qué desayuna Donald Trump, pero el hecho es que no hay día en que no amanezca furibundo, lanzando amenazas por doquier, sea a uno u otro país o, incluso, dirigidas a la comunidad internacional en su conjunto, y su repertorio es creciente. No tiene remedio: es como aquella fábula de la rana y el alacrán: está en su naturaleza. El punto es si las naciones deben soportar su enloquecida estrategia, agachar la cabeza y seguir sus órdenes a pie juntillas –lo que la mayoría de ellas ha hecho a lo largo de los años con los gobiernos estadunidenses– o poner un hasta aquí que permita equilibrar la balanza y hacer de éste un mundo más equilibrado.

Días atrás, el magnate descaradamente intentó chantajear a los gobiernos de México y Canadá con la amenaza de imponer aranceles (25 por ciento) a todos los productos que exporten a Estados Unidos. El primero, con la presidenta Claudia Sheinbaum a la cabeza, de inmediato lo mandó a paseo y le exigió un trato de iguales; el segundo, con el primer ministro Justin Trudeau, rápidamente se fue a Miami a rendir pleitesía, con lo que queda claro quién defiende la soberanía y una relación equilibrada, y quién está dispuesto a seguir las reglas impuestas por la Casa Blanca.

Pues bien, como es su costumbre, el pasado fin de semana Trump despertó con otra amenaza: imponer aranceles de 100 por ciento a los países del grupo BRICS que intenten acabar con la supremacía internacional del dólar. A las naciones que integran esa asociación político-económica les exigió que se comprometan (...) a no crear nunca una nueva moneda y a no respaldar a ninguna otra para remplazar al potente dólar estadunidense o enfrentarán su furia arancelaria y algo más.

¿Qué lo llevó a esa furibunda exigencia? Con motivo de la reciente cumbre del BRICS (realizada en octubre pasado en Kazán), el presiden ruso, Vladimir Putin, pintó su raya: Estados Unidos utiliza el dólar como arma, como un medio para conseguir objetivos políticos que socava la confianza en esta moneda y reduce sus capacidades; no es una práctica nueva, pero se ha intensificado en los últimos años. No renunciamos, no luchamos en contra del dólar, pero si no nos dejan trabajar con él, ¿qué hacemos? Nos vemos obligados a buscar alternativas, que es lo que está sucediendo. Buscamos cooperación, pero debemos entender que mientras más tiempo vivamos y trabajemos según las reglas de otras personas y usando sus plataformas más tardará la transición hacia a un sistema económico y financiero nuevo y más justo. Se trata, pues, de alcanzar un nuevo orden democrático global.

La amenaza de Trump sólo muestra el terror que tiene a que otras naciones se organicen política y económicamente para contrarrestar la salvaje hegemonía impuesta por Estados Unidos, arrasadora de economías, soberanías y dignidades. Se acabó, dice el BRICS, actúa en consecuencia y avanza sostenidamente en el uso de sus propias monedas para el intercambio comercial.

En 2010 apareció el BRICS en el escenario internacional (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, en un origen) con el fin de fortalecer el multilateralismo para un desarrollo y una seguridad globales equitativos y como respuesta al cada vez más autoritario, cerrado y unipolar Grupo de los 7 (G-7), constituido por las siete economías occidentales más fuertes, manejadas por Estados Unidos.

Con el correr de los años, a esa asociación se han sumado Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Etiopía, Recientemente, Cuba, Bolivia, Bielorrusia, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam. Colombia, Azerbaiyán y Venezuela (esta última increíblemente bloqueada por Lula) están en lista de espera. En total, 34 países han expresado su deseo de sumarse.

De hecho, Putin informó que la contribución económica global de los BRICS+ supera a la del G-7; en 1992, éste representaba 45.5 por ciento del PIB mundial; en 2022 cayó a 30.5, mientras el BRICS creció a 36 por ciento. Esos países suman casi la mitad de la población del planeta y alrededor de 40 por ciento de la producción internacional de petróleo.

Buena parte de la comunidad de naciones está por el multilateralismo y en contra de la hegemonía gringa. Entonces, ¿se entiende el pánico de Donald Trump y su imperio decadente? Pero él dice que lo solucionará con amenazas y chantajes.

Las rebanadas del pastel

Desesperantemente lento ha sido el rescate de los mineros fallecidos en Pasta de Conchos (2006) y en El Pinabete (2022), pero la presidenta Sheinbaum reitera que la búsqueda y recuperación no se van a detener. ¿Y Larrea? Impune, como siempre.

X: @cafevega