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México anémico
B

lanche Petrich escribió en los inicios de nuestro periódico sobre Fernando Solana, secretario en ese entonces de Relaciones Exteriores, un artículo denominado México se desangra en la emigración. La historia se repite. En términos freudianos, recuerdo, repetición y elaboración.

En la década de los años 80 se produjo la emigración más numerosa de mexicanos hacia Estados Unidos en este siglo, una enorme sangría de gente de gran vitalidad y valor para nuestro país, en opinión de Fernando Solana. Resultado: la comunidad de mexicanos residentes en ese país, 20 millones, aproximadamente, se ha consolidado como la minoría más grande de esa nación, con una creciente coincidencia de sí misma y una incipiente participación económica, pero con un peso político y social menor, desproporcionado a su dimensión.

Otra consecuencia de esta emigración masiva, reconocía el secretario Solana en ese entonces, era que había proliferado en algunas zonas fronterizas un clima antimexicano, con la consecuente violación a derechos humanos de compatriotas por autoridades estadunidenses menores.

¿Perspectiva de solución?: La migración podría reducirse radicalmente, incluso detenerse, en un plazo de 10 a 20 años, una vez que logremos entrar francamente en una sólida, estable y muy vigorosa recuperación que nos permita crecimientos anuales de 5 por ciento o más, lo cual es muy posible.

Para los estadunidenses, el objetivo frente a las migraciones ha sido frenar el flujo de mexicanos y latinoamericanos que llegan sin documentos desde la frontera sur. Bajo esta premisa se estableció en 1986 la primera ley de inmigración, conocida como Simpson-Rodino. Para el gobierno mexicano, el propósito básico ante esta situación era, en la definición de Solana, la defensa de la libertad de viajar: nosotros no vamos a estimular o apoyar ninguna política que restrinja la libertad de los mexicanos de viajar y trasladarse como quieran dentro del territorio mexicano o fuera de él.

–¿Se prevé que las corrientes de migración a Estados Unidos continúen al ritmo actual?

–Hay que recordar que las migraciones son un fenómeno natural de la humanidad. La gente va adonde siente que puede resolver mejor sus problemas de subsistencia y bienestar. Actualmente hay una fuerte corriente migratoria del Sur al Norte, en general. De África a Europa, de América Latina hacia países anglosajones del continente americano, y ya empieza a haber corrientes del Este hacia el Occidente en Eurasia. La gran corriente migratoria de México a Estados Unidos se debe principalmente a problemas económicos en México; de alguna manera, desafortunadamente, no hemos sido capaces de dar una oportunidad estimulante a todos los que aquí viven o nacen. Y en Estados Unidos y Canadá hay una necesidad de ocupación de cierto tipo de mano de obra que ha remunerado bien a cierto tipo de población. Hay también una gran corriente migratoria de Centroamérica hacia el Norte; parte va hacia México, parte hacia Estados Unidos, por los problemas que hubo de la guerra, de la crisis en esa región.