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Territorios de afecto plantea reflexiones sobre nuevas masculinidades

La puesta en escena se presenta hoy en el teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes

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▲ Espectáculo de danza y teatro a cargo de la compañía Spaciocero Arte Escénico.Foto cortesía del Cenart
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de noviembre de 2024, p. 3

La propuesta coreográfica Territorios de afecto reflexiona sobre otras formas de ser hombre, desde el afecto y la fragilidad. Se trata de un dueto que refleja la apertura y la permisividad de dos varones que pueden confiar en el otro y ser vulnerables.

En entrevista con La Jornada, el creador escénico Carlos Núñez (Veracruz, 1991) contó que tanto él como el director Pedro García atravesaban situaciones dolorosas relacionadas con separaciones. “Nos fuimos a una residencia a El Salvador en 2010, donde vaciamos lo que teníamos y coincidimos. Tratamos de no llevarlo al cliché o a la romantización, de ‘yo te abrazo porque sufres’; más bien, buscamos generar un discurso mediante acciones físicas potentes.

“Los dos necesitábamos afecto en ese momento, lo proyectamos y dijimos: ‘pues hablemos de esto’. Queríamos modificar paradigmas y romper patrones. Nos cuestionamos qué es el afecto, encontramos poemas de ello, sobre la construcción de puentes con él. Este tema nos hizo pensar en cómo los hombres vemos ese sentimiento desde la sociedad, la cultura y la educación, y concluimos que no estamos programados para eso”, detalló.

El espectáculo de danza está a cargo de la compañía Spaciocero Arte Escénico, proyecto colaborativo originario de Veracruz que nació en 2009 y cuyo propósito es plasmar un discurso propio desde el pensamiento crítico y hacer del cuerpo un vehículo de transformación social.

Núñez relató que se preguntaron cómo confiar en el otro. “No era una cuestión sentimental, sino de ser afectuosos con los otros cuerpos, que mucha falta hace en la vida y en el mundo. Lo decimos de chiste, pero realmente sí fue nuestro propio proceso de deconstrucción.

“Hay momentos de juego, otros de rudeza, pero sigue siendo desde este lugar afectivo. Al final no hay una sola manera para demostrar afecto entre hombres. Por lo general, el heterosexual normado es más propenso a ser afectivo desde lo físico, con palmaditas, golpes... no sé, pero eso también puede sobrepasarse, llegar a abrirse y sensibilizarse; también se vale frenar y decir: ‘no puedo’”, señaló.

Para el coreógrafo, la brecha generacional también marca una diferencia entre ellos: “Pedro es más grande que yo, casi 20 años; eso nos pone en un lugar bien distinto de procesos educacionales y formativos. Desde mi perspectiva, ha sido muy enriquecedora esta convergencia de propuestas. Ambos decimos lo que pensamos y consensuamos.

Ha sido un camino largo, una amistad que se ha ido modificando. Esta obra también tiene que ver con lo que vivimos como amigos. Él se ha permitido cambiar muchas ideas, y le han tocado cuestiones que a mi generación no. Es mucho más sencillo hoy reconocer y aceptar ciertas cosas. Ambos hemos tenido bachecillos, pero ahora estamos en el mismo canal, relató.

En busca del lugar ideal

Territorios de afecto, explicó Núñez, “es la búsqueda de este lugar ideal donde somos afectivos. Durante las escenas, se muestran dos personajes que parecen ser uno, pero se trata de dos individuos en un mismo espacio, construyendo el discurso general de la obra. Las acciones van aumentando en intensidad, velocidad, intencionalidad, y eso se refleja con unos bloques de concreto que van modificándose a lo largo de la pieza. Comienzan en un lugar, se trasladan, vuelan por el espacio, se van construyendo, como nosotros.

Estos elementos nos ayudan a cambiar y a evolucionar. Al final de este viaje, hay una catarsis a partir de la negación de una idea y de la repetición de movimientos. Esto permite resignificar y hacer un redescubrimiento después de este vacío total. En ese momento, cuando ya agotaste todas las posibilidades y ya no hay nada qué hacer, sólo estás tú. Entonces ambos nos reconocemos entre nosotros y se permiten conectar en un abrazo desde el sitio más sencillo y frágil para entender que la vida también puede ser desde aquí, describió.

La pieza, mencionó el también coreógrafo, era “sólo un dueto, con un fondo y sonidos. Con el tiempo, una actriz salvadoreña intervino y recitó un poema en vivo. Después incluimos la plasticidad de los bloques, con los que hacemos una reflexión de la rigidez, de la coraza que nos ponemos como varones. Comenzó siendo arte escénico y hoy es un trabajo que también consideramos plástico, por lo corporal. En esto estamos, construyendo, transformando.

A veces uno cree que con su arte cambia el mundo; nos ponemos en evidencia y abrimos espacios para la reflexión. Cuestionamos lo que hacemos como hombres y por qué. A partir de eso, esperamos generar un cambio. Buscamos un equilibrio en el equipo; somos dos mujeres y dos hombres, trabajamos a la par, sin imposiciones, queremos esa equidad que ya está sucediendo, porque las nuevas generaciones así lo están haciendo, concluyó.

Territorios de afecto se presentará hoy en el teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), a las 18 horas. Los boletos cuestan 150 pesos.