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American curios

Divide y conquista

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▲ Latinos en un acto de apoyo al candidato presidencial republicano.Foto Ap
U

no de los trucos más viejos de la política funcionó otra vez: un multimillonario y sus cuates aún más ricos se están muriendo de risa al lograr que las grandes mayorías votaran en contra de sí mismas y sus propios intereses y con ello llevar a delincuentes y corruptos al poder máximo.

Revisando los datos sobre la participación (y no participación) electoral, queda claro que el viejo truco de divide y conquista funcionó.

En esta elección, trabajadores votaron contra trabajadores (45 por ciento de hogares con un sindicalista votaron por el multimillonario y sus aliados antisindicalistas), mujeres en contra de mujeres (52 por ciento de mujeres blancas, por el abusador sexual, quien logró anular el derecho constitucional al aborto), latinos en contra de latinos (45 por ciento, un número sin precedente en medio siglo), afroestadunidenses (el doble del voto de los hombres estadunidenses para el magnate racista desde hace cuatro años) e inmigrantes contra inmigrantes.

Las anécdotas de inmigrantes que han logrado la ciudadanía y sufragaron, algunos por primera vez desde que tienen el derecho al voto, por el multimillonario que se lanzó y triunfó con uno de los mensajes más antimigrantes de los tiempos modernos son terribles.

De una trabajadora doméstica mexicana cuyas hermanas, contó sin sorpresa, votaron por Donald Trump y que al preguntarle por qué, respondió que era mejor para la economía y ­también porque los demócratas han dejado pasar a demasiados inmigrantes a quienes les han dado apoyo, vivienda y trabajo, mientras los que llevan décadas aquí siguen indocumentados. De un taxista africano que votó por primera vez en su vida para regalarle su voto a Trump por eso de que están dejando pasar demasiados ­inmigrantes.

De lo que cuentan otros con eso mismo, pero hasta con más misterio, como ese joven puertorriqueño, quien indicó que los republicanos habían ofendido a sus paisanos al llamar a su lugar de nacimiento una isla de basura, pero que confesó que votó por Trump, ya que era mejor para las familias, frenaría el ingreso de indocumentados y que los demócratas estaban enfocados en transexuales.

Las razones para votar por alguien que obviamente es dañino para su salud colectiva giran en torno a una cierta irracionalidad generada por un profundo y prolongado desencanto, ira, desesperanza y más contra una cúpula política que no los representa y, ante la falta de otra opción, están suficientemente convencidos de que Trump representa un movimiento –ojo, no partido– insurgente.

Pero con los primeros nombramientos al gabinete y otros puestos de su gobierno, esa insurgencia no es más que un proyecto ultra-rreaccionario prometiendo el regreso a un país mítico del pasado y que busca imponerse sobre lo que queda del sistema democrático.

El totalitarismo en el poder invariablemente sustituye todos los talentos de primera, sin importar sus simpatías, como aquellos locos y tontos cuya falta de inteligencia y creatividad sigue siendo la mejor garantía de su lealtad, señaló Hannah Arendt (nos recuerda en esta coyuntura su biógrafa Samantha Rose Hill).

El fallecido comediante George Carlin resumió hace ya años el viejo truco en uno de sus monólogos: “Así es como la clase gobernante opera en toda sociedad: intentan dividir al resto del pueblo, mantienen a las clases bajas y medias batallando entre sí para que ellos, los ricos, puedan escaparse con todo el chingado dinero… Saben, cualquier cosa que es diferente, de eso van a hablar: raza, religión, historia étnica y origen nacional, empleos, ingresos, educación, estatus social, sexualidad, cualquier cosa que puedan hacer para que nos sigamos peleando entre nosotros para que ellos puedan seguir regresando al banco. ¿Saben cómo describo a las clases sociales y económicas de este país? La clase alta se queda con todo el dinero y no paga nada en impuestos. La clase media paga todos los impuestos, hace todo el trabajo. Los pobres están ahí sólo para darle un susto de mierda a la clase media, para que sigan presentándose a esas chambas” (https://www.youtube.com/watch?v=3ltrdNp_v2g).

No se logró antes, pero tal vez ahora despertará una luz de resistencia solidaria y unida ante la sombra cada vez más oscura sobre este país y el planeta.

The Clash. Know Your Rights. https://www.youtube.com/watch?v=1EKCAE1vDzY