Para que no haya duda
o ha pasado ni una semana para que Donald Trump inicie su proyecto de zapa en el gobierno, después de ganar la elección que cimbró a EU y al mundo entero. Que mejor forma de hacerlo que nominando a un equipo de colaboradores a su imagen y semejanza, que carecen de una mínima experiencia en el servicio público. Uno de los nombramientos que mayor polvareda ha levantado, incluso entre algunos de los propios partidarios del presidente electo, es el de Matt Gaetz como procurador general. En las ocasiones que acompañó a Trump durante la campaña, prometió, sin el menor rubor, hacer una limpia de la oficina del que será titular; usará sus recursos para realizar una vendetta y meter a la cárcel a todo aquel que haya osado en participar en los juicios que con sobra de razones el gobierno de Biden abrió en contra de Trump. Además, ha declarado su intención de desaparecer a la FBI, una de las agencias que históricamente ha sido bastión de los servicios de inteligencia interior. La ética parece ser también una de sus graves carencias.
La directora de la Agencia de Inteligencia de EU, encargada de supervisar el trabajo de 18 agencias de espionaje, será la señora Tulsi Gabbard. Ha sido una furibunda crítica de la política exterior y del papel de las fuerzas armadas de EU. Abandonó el Partido Demócrata del que fue legisladora, para unirse a la causa republicana, por considerar que Trump es un ejemplo de liderazgo y ha sido capaz de transformar al Partido Republicano en el partido del pueblo y de la paz
. Ha sido criticada por sus compañeros de partido por haber participado en pláticas con el presidente sirio y por simpatizar abiertamente con el gobierno ruso. Robert Kennedy Jr será el secretario de Salud, su mayor mérito es la oposición a las vacunas en general, y en especial la del covid, lo que causó un gran escándalo entre la comunidad científica del mundo. A esas controversiales nominaciones se agregan la del arquitecto de su política migratoria, Stephen Miller, mediante la que Trump abrirá campos de concentración para encarcelar a miles de migrantes que deportará posteriormente. Se aprueben o no sus nominados, Trump seguirá adelante con su agenda prometida en campaña.
Mientras tanto, el partido demócrata tendrá que retomar su discurso sobre las necesidades más inmediatas de las mayorías trabajadoras. Como diría Bernie Sanders, en su llamado al salvamento de la democracia pasó a segundo término algo más concreto como la lucha diaria por la sobrevivencia de las clases más necesitadas.