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Trump, primero farsa y después tragedia
C

arlos Marx escribió que la historia ocurre primero como tragedia y la segunda vez como farsa. Con su victoria en las elecciones presidenciales de 2024, Donald Trump ha invertido esta propuesta otra vez.

La victoria de Trump fue contundente. No hay otra forma de describirla. No sólo ganó la presidencia: su partido tendrá el control del Senado, probablemente la Cámara de Representantes y cuenta con el apoyo de la mayoría en la Corte Suprema.

Su énfasis en la economía –el aumento dramático en los precios– y su uso de un discurso racista, xenóbofo y antmigrante –prometiendo deportar a 12 millones de personas– aseguraron su victoria. No ocultó su mensaje, y aun así su victoria fue abrumadora, ganando adeptos entre todos los sectores: clase media, obreros, grupos religiosos y gente de color, incluyendo los latinos, cuyas familias podrían ahora ser deportadas.

La derrota de Kamala Harris resalta el fracaso del neoliberalismo centrista impulsado por el Partido Demócrata, el cual no motivó a un número importante de votantes. Este neoliberalismo centrista tiene expresión tanto en lo económico, la falta de un mensaje concreto dirigido a la clase trabajadora, como en su política exterior con su apoyo incondicional a Israel. La estrategia de Harris de rodearse de famosas personalidades y republicanos de la vieja guardia, notablemente la ex congresista Liz Cheney, hija del vicepresidente Dick Cheney, arquitecto de la desastrosa guerra en Irak, fracasó rotundamente. Ejemplo de este fracaso es que Harris obtuvo 9 millones de votos menos de los que Joe Biden recibió en su campaña de 2020, una caída de 11 por ciento. Grupos importantes de demócratas simplemente no participaron, factor notable entre los jóvenes y los árabes y musulmanes estadunidenses. Trump no recibió muchos más votos que en 2020. El ex presidente no experimentó un derrumbe en su nivel de apoyo, más bien hubo una deserción del apoyo hacia la demócrata por su política, su género y hasta su raza.

Trump ya ha comenzado a designar su gabinete que implementará sus propuestas de campaña y ha comenzado a planear dónde ubicar centros de deportación. En­tre los primeros nombrados está Tom Homan, arquitecto de la política de separación familiar realizada en la primera presidencia de Trump, que ahora estará a cargo del aparato fronterizo que Trump propone crear para las masivas deportaciones que propuso. Cuando a Homan se le preguntó cómo evitaría separar a niños de sus familiares, indicó que propone deportar a todos los miembros de una familia, sean ciudadanos o indocumentados. Homan también plantea designar cárteles como grupos terroristas permitiendo acción militar contra ellos por parte de EU, aunque sea en México u otro país en AL.

Como jefe de su Estado Mayor ha nombrado al ultraderechista y ultranacionalista Stephen Miller, que en la primera administración de Trump impulsó la prohibición de musulmanes que viajaban a EU y la limitación a personas que solicitaban asilo en la frontera. En un discurso al cierre de la campaña, Miller proclamó que EU será solo para estadunidenses. Él y Homan implementarán las deportaciones de millones de migrantes.

Michael Waltz ha sido designado asesor de Seguridad Nacional. El antes Green Beret y actual miembro del Congreso de Florida, sin importar la soberanía de México, ha propuesto el uso de tropas de élite para invadir México y enfrentar directamente a los cárteles de la droga. Siendo presidente, Trump propuso lanzar misiles a México para eliminar los cárteles.

Para secretario de Estado, Trump, por ahora, ha propuesto al senador por Florida, el cubanoestadunidense Marco Rubio. Como uno de los principales portavoces de la vieja guardia anticomunista radicada en Miami, Rubio ha sido exponente de la política de presión máxima contra gobiernos progresistas en AL, en particular Cuba, Nicaragua y Venezuela, países calificados de eje del mal. Estos no son los únicos países en la mira de Rubio y sus aliados que proponen un mundo unipolar donde EU es la superpotencia dominante y China es excluida. Bajo ese criterio, Rubio calificó al gobierno de López Obrador, y por extensión el actual gobierno de Claudia Sheinbaum, de aliado no confiable y a Lula da Silva, un líder ultraizquierdista que encubre las acciones de Maduro en Venezuela. Como secretario Estado, Rubio hará lo posible por generar un cambio de régimen en los países que no estén alineados con EU.

América Latina confronta importantes retos, algunos conocidos y otros aún desconocidos. Tras el golpe de Estado contra Evo Morales, en 2020, Elon Musk –aliado de Trump–, el hombre más rico del mundo, expresó: Haremos un golpe contra quien queramos. Acéptenlo. Con Trump no sólo se trata de golpes de Estado, también se tiene que bregar con las consecuencias de la política nacional e internacional de EU. Sin duda, la deportación de migrantes será cruel e inhumana, causando sufrimiento para millones de personas. Pero para la economía de EU, una deportación masiva producirá una crisis inflacionaria, la cual repercutirá en toda América Latina. México será el país más afectado por la política de Trump, quien ya amenazó con imponer aranceles de entre 25 y 100 por ciento sobre productos mexicanos si el gobierno no detiene el tráfico de fentanilo y la migración. Trump también se ha pronunciado contra China, amenazando con imponer aranceles contra sus exportaciones, medida que también aumentaría la inflación. Es imposible pronosticar todas las acciones de Trump, lo que sí es cierto es que estamos entrando a un periodo de incertidumbre donde la farsa política protagonizada por un payaso corrupto se ha convertido en una tragedia.

Ante un segundo gobierno de Trump, el imperio estadunidense enfrenta importantes retos. Trump y sus socios no tienen la capacidad ni la intención de continuar las alianzas ni la política que han sostenido el dominio global de EU. Sin embargo, la crisis no resultará en un proceso de liberación, sino en más conflictos sobre el control mundial, la aceleración de cambio climático y condiciones insoportables para los sectores olvidados.

* Profesores eméritos, Departamento de Historia, Pomona College

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