Sábado 2 de noviembre de 2024, p. 9
Las personas migrantes, refugiadas y retornadas se enfrentan a múltiples obstáculos al intentar incorporarse a los mercados laborales de los países de tránsito o de destino. Factores como las condiciones de salida de sus lugares de origen, la duración del desplazamiento, el desajuste entre sus cualificaciones y las demandas de trabajo, al igual que la falta de redes de apoyo, pueden generar la pérdida o subutilización de sus competencias, aseguró la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Una encuesta realizada por la Organización Mundial para las Migraciones (OIM) en México a más de mil migrantes en albergues, campamentos y espacios públicos del país, arrojó que entre 44 y 56 por ciento de ellos estaba desempleada, pero buscaba emplearse.
Según la información recabada en el primer semestre de 2024, antes de salir de sus lugares de origen 25 por ciento laboraban en el comercio, 13 por ciento en el sector de alimentos y bebidas, 12 por ciento en construcción, 9 por ciento en agricultura y 7 por ciento en trabajo doméstico. Mientras 6 por ciento se desempeñaban en el sector de manufactura, 5 por ciento en labores administrativas, mismo porcentaje en transporte, 4 por ciento en belleza y el resto en salud, minería y energía, textiles, comunicaciones, turismo, seguridad y educación.
En una nota técnica sobre la formación profesional y la certificación de competencias laborales como herramientas para lograr una migración laboral segura, ordenada y regular, la OIT destacó que los extranjeros contribuyen de manera positiva al crecimiento económico, a los mercados de trabajo y a las finanzas públicas de los países receptores, sin representar una carga.
La experiencia en ciertas regiones demuestra el papel fundamental que desempeñan en el cierre de brechas en los mercados laborales, al cubrir vacantes en sectores con escasez de mano de obra, dinamizar áreas claves y fortalecer la productividad
, enfatizó.
Indicó que el aporte de esta población a la economía local se manifiesta de manera óptima cuando se produce en sectores que realmente lo necesitan y que, a su vez, aprovechan al máximo las capacidades de los trabajadores, ofreciendo empleos acordes con sus cualificaciones.
No obstante, la OIT señaló que las personas migrantes y refugiadas enfrentan numerosos obstáculos para validar sus títulos de formación o certificar sus competencias laborales en las naciones de acogida, entre ellos la falta de reconocimiento mutuo de certificaciones entre países, así como requisitos documentales costosos y complejos.
Asimismo, suelen enfrentar discriminación, especialmente mujeres y personas de la diversidad sexual, que pueden incluir el género, la orientación sexual, el origen étnico o racial, y las barreras lingüísticas
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