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Alertan sobre mayor rapidez de colapso en sistema de corrientes en el Atlántico
 
Periódico La Jornada
Martes 29 de octubre de 2024, p. 6

Oslo. Científicos alertaron sobre el colapso, más rápido de lo previsto, de un complejo sistema de corrientes oceánicas en el Atlántico, que podría tener consecuencias catastróficas para los gélidos países nórdicos mientras el resto del planeta se calienta.

En una carta a los dirigentes del consejo nórdico, que se reunirá el lunes en Reikiavik, cerca de 40 investigadores subrayan que el cambio en el sistema de corrientes probablemente tendrá consecuencias en todo el mundo.

La circulación meridional de oscilación del Atlántico es un complejo sistema de corrientes oceánicas, que permite regular el calor entre los trópicos y el hemisferio norte, por lo que es clave para las condiciones de vida en el Ártico.

El colapso, que según un estudio publicado este año en la revista Nature ya está debilitado, es uno de los puntos de inflexión que preocupan por la oleada de catástrofes que podría desencadenar. La fecha en que podría ocurrir ese colapso no genera consenso entre los científicos.

En su sexto informe de evaluación, publicado en 2023, especialistas del clima mandatados por la ONU (IPCC) expresaron un nivel de confianza medio en que la circulación meridional de oscilación del Atlántico no vaya a colapsar antes de 2100.

Sin embargo, estudios recientes “sugieren que el IPCC ha subestimado esta probabilidad y cruzar ese punto de inflexión es una seria posibilidad en las próximas décadas.

Los impactos, en particular en los países nórdicos, serían probablemente catastróficos, incluido un importante enfriamiento ahí, mientras las zonas circundantes se calientan, afirman.

Entre las consecuencias figurarían una “amplificación e intensificación del blob frío (similar a una mancha) que ya se ha formado sobre el Atlántico subpolar, y probablemente daría lugar a inéditos fenómenos meteorológicos extremos”, añaden. El fenómeno amenazaría potencialmente la agricultura en el noroeste de Europa, alertan.

Los efectos también se dejarían sentir a escala mundial, con un desplazamiento de los cinturones de precipitaciones tropicales, menos dióxido de carbono absorbido por los océanos (y, por tanto, subiendo más rápidamente a la atmósfera) y un aumento significativo del nivel del mar.