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Sucesión entre correligionarios no garantiza continuidad en AL

En Bolivia, Evo Morales y Luis Arce ejemplifican ese distanciamiento

 
Periódico La Jornada
Martes 1º de octubre de 2024, p. 12

El traspaso de la banda presidencial de uno a otro gobernante de un mismo partido, con afinidades ideológicas y promesas de continuidad, no siempre se ha traducido en una transición tersa en América Latina en las últimas décadas. En algunos casos, la imagen de un mandatario saliente levantando el brazo de su sucesor o sucesora se llegó a tornar en un cisma, un divorcio político o una lucha interna feroz.

Con la transición de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador a Claudia Sheinbaum Pardo como telón de fondo, cabe hacer un rápido recuento de momentos significativos de estos recambios latinoamericanos: Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil y Colombia.

Correa contra Moreno

Quizá el caso más virulento sea el de Ecuador y la persecución que lanzó Lenín Moreno contra su antecesor, Rafael Correa.

Durante la década en que gobernó este último, de 2007 a 2017, Ecuador vivió una estabilidad que no conocía desde los 80; el ex presidente favoreció la candidatura de Moreno, quien tardó poco en dar un viraje brusco. Emprendió juicios contra el correísmo, empezando por su propio antecesor, quien vive desde entonces exiliado en Bélgica, y encarcelando al vicepresidente Jorge Glas.

En abril de 2019, por órdenes de Moreno, la embajada ecuatoriana en Londres permitió ilegalmente el ingreso de la policía británica para detener al periodista Julian Assange, creador de Wikileaks, que se había refugiado ahí para eludir la venganza del Poder Judicial estadunidense.

El periodo de Moreno volvió a empobrecer a la población, lo que trajo el retorno de la ultraderecha al poder, con el heredero millonario Daniel Noboa.

Morales contra Luis Arce

No menos virulento ha sido el conflicto en Bolivia entre otros correligionarios, el ex presidente Evo Morales y el actual mandatario, Luis Arce Catacora, a pesar de que pertenecen al mismo partido, Movimiento al Socialismo.

En 2006, Morales ganó las elecciones a la presidencia, que siempre estuvo en manos de una oligarquía blanca. Con indígenas, campesinos y trabajadores al centro de la atención, logró un milagro económico.

Morales se religió tres veces, hasta 2019. Aunque un referéndum rechazó una cuarta postulación, Evo se presentó. Ganó por pequeño margen, pero antes de asumir fue destituido por un golpe de Estado.

Para las elecciones de 2020 fue elegido Arce, su ministro de Economía durante 12 años. Pero el ex presidente ha conspirado contra él desde entonces.

Morales pretende ser nuevamente candidato en 2025. Cuando el Tribunal Constitucional dictaminó que sería ilegal su postulación, declaró que será presidente por la buena o por la mala.

Fernández contra Fernández

La debacle argentina que llevó a la presidencia al neofascista Javier Milei pudo surgir de la falta de entendimiento entre el presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, líder de referencia del peronismo, durante el periodo que ambos despacharon en la Casa Rosada, entre 2019 y 2023.

Las elecciones de mayo de 2019 en Argentina se presentaron frente al reto de derrotar el macrismo. La estrategia de los dos Fernández sirvió para ganar los comicios, pero no para consolidar la continuidad del proyecto. Dos años después, el gobierno estaba nuevamente en hiperinflación y con desempleo de dos dígitos. El mandatario y su vicepresidenta chocaban en público y en privado. En las elecciones de 2024 la propuesta de Milei se apoderó de la imaginación del electorado.

Lula y Dilma

La fotografía de la toma de posesión de Dilma Rousseff en 2011 muestra a la primera mujer presidenta en su país con su aliado Lula, que le levanta el brazo. Pero también está su vicepresidente, Michel Temer, una señal ominosa. En un segundo periodo, los problemas financieros y la animosidad sembrada por el poder mediático la debilitaron y en 2016 fue destituida mediante un golpe de Estado parlamentario. Temer empezó a demoler el legado de Lula y Dilma, obra que siguió el ultraderechista Jair Bolsonaro.

En 2023, el veterano sindicalista, a sus 78 años, volvió a ganar las elecciones y regresó a Brasilia.

Uribe contra Santos, y éste contra Duque

Álvaro Uribe fue electo en 2002. En dos periodos presidenciales implementó una implacable política contrainsurgente, que arrasó con el movimiento popular y financió fuerzas paramilitares.

Juan Manuel Santos lo sucedió. La ruptura empezó a gestarse cuando restableció relaciones con la Venezuela de Hugo Chávez y anunció que negociaría con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. En 2016 esos diálogos culminaron con los acuerdos de paz.

A Santos lo sucedió su correligionario Iván Duque, quien reforzó un sistema judicial que garantizara la impunidad del uribismo, desmontó los acuerdos de paz e impulsó medidas antipopulares, que en 2022, en plena pandemia, provocaron estallidos sociales. La represión costó a la derecha la presidencia en junio de 2022 y por primera vez en Colombia llegó la izquierda al gobierno. Y empezó una nueva historia.