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Aguas negras del Valle de México contaminan río De Anaya, en Hidalgo
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▲ Hace un mes el río De Anaya llevaba agua cristalina y se podía pescar, pero se desfogaron en éste líquidos residuales de la presa Endhó.Foto Ricardo Montoya
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 5 de septiembre de 2024, p. 28

Tepetitlán, Hgo., Una espesa masa blanquecina, parecida a la nieve, se acumula a las orillas del río De Anaya y cubre las piedras que forman el lecho del cauce; las aguas se tornaron blancuzcas hace un mes, cuando comenzaron verterse en ellas líquidos residuales almacenados en la presa Endhó, provenientes de drenajes del estado de México y de la capital del país.

El río De Anaya era hasta hace un mes un centro de recreo y de pesca para habitantes de la localidad General Pedro María Anaya y otras de los municipios de Tepetitlán y Tula, ubicados en el sur de Hidalgo. Sustancias pestilentes y espumosas, similares a las halladas en fosas sépticas, lo contaminaron todo.

Yuri Uribe, activista del Movimiento Social por la Tierra, aseguró que hasta inicios de agosto pasado, los pobladores de General Pedro María Anaya nadaban y pescaban carpas y tilapias los fines de semana, lo que ahora es imposible.

En un recorrido, Uribe consideró que los pueblos no son responsables de la contaminación, sino la zona metropolitana y el modelo de desarrollo que ha sacrificado a la región del Valle de Tula.

Recordó que en década de 1950, la presa Endhó se construyó sobre mil 280 hectáreas de diversas poblaciones cuyos residentes fueron desplazados a partes altas.

Inicialmente, la presa Endhó almacenaba agua limpia y en ella se criaban peces. Pero entre 1973 y 1975, cuando se construyó el Túnel Emisor Central, el agua negra que se genera en el Valle de México empezó a enviarse al embalse para evitar inundaciones en la zona conurbada a la capital.

Entonces comenzó a proliferar en la presa el mosco Culex, con la acumulación de materia fecal, basura y sustancias químicas.

Asimismo, se construyó el vertedero que conectó a la presa con el río De Anaya para arrojar el agua residual al cauce cuando el embalse estuviera al límite de su capacidad, apuntó Uribe, lo cual ha sucedido a intervalos los pasados 50 años.

El río De Anaya, subrayó Uribe, desemboca en el Pánuco, que atraviesa Veracruz, Tamaulipas y otras entidades, por lo que la contaminación puede adquirir gran magnitud.

Comentó que el río De Anaya se regenera en cuanto deja de recibir líquido residual de la presa, pero pasan meses antes de quedar libre de contaminantes.

Según los afectados, la presa Endhó llega a su límite de capacidad de almacenamiento –182 millones de metros cúbicos– siempre que hay lluvias torrenciales; entonces, se abren las compuertas y el embalse se desfoga.

Uribe exigió que el río sea rehabilitado para que sea de nuevo un lugar recreativo, con agua limpia y que la gente de la comunidad mantenía sin basura.

La activista y pobladores pidieron al gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum realizar acciones efectivas para terminar con la contaminación en el valle de Tula, en particular, la generada por la presa Endhó.