Las playas de Boca de Pascuales, en Colima, han sido el territorio donde Alan Cleland enfrenta a las olas con una tabla como único apoyo. Sortear la furia del mar, le ha permitido aprender una fortaleza para enfrentar situaciones de riesgo, incluso en tierra; ese talante lo ha impulsado de tal manera que ahora será el primer mexicano que compita en el surf olímpico y lo hará en calidad de campeón mundial

Cleland debió retar al mar en un sinfín de ocasiones en las que fue golpeado por las olas y arrastrado por la corriente. En todos esos episodios desarrolló el instinto de sobrevivencia, cualidad que pondría a prueba en una situación vital apenas a los 12 años de edad.

El recuerdo de un arma apuntando a su cabeza aún es claro. En un viaje de regreso de los campeonatos nacionales, el auto en el que viajaba junto con otros surfistas fue interceptado por un grupo de hombres. En medio de una escena de pánico e incertidumbre, Cleland fue el úni-co que mantuvo la calma, aun cuando era el más joven.

Para mí, en ese momento, era sólo instinto de sobrevivencia, narró para el portal oficial de París 2024. Cuando surfeas olas grandes, entran en juego todos tus instintos; hay que controlar el miedo, buscar cualquier pequeña oportunidad y estar en el presente, sin más.

La experiencia de estar al límite y sin el control de nada, también influyó para que Cleland desarrollara una capacidad para enfrentar al mar con más seguridades que temores.

Eso me ayudó mucho a mantener la calma y a tener sangre fría, indicó. Donde vivo he pasado momentos realmente aterradores, pero creo que también te hacen crecer y ser más fuerte.

Boca de Pascuales

Boca de Pascuales aún es un territorio que mantiene su naturaleza intacta, con la arena suave y un oleaje intenso que pinta de naranja el horizonte. Apenas son poco más de 100 personas las que habitan esa localidad, de acuerdo con el censo oficial de 2020, y quienes se dedican a la pesca o el surf. Ése ha sido el hogar de Cleland junto a su madre mexicana y su padre de origen estadunidense.

Crecer allí fue realmente como vivir en un pueblo fantasma. Prácticamente las únicas personas que vivían en ese lugar eran surfistas o pescadores, recordó.

Ese poblado que pareciera tan desolado fue el escenario perfec-to para que Cleland se adentrara al surf desde niño bajo la guía de su padre, quien también fue surfis-ta profesional.

Los ISA World Surfing Games 2023, en El Salvador, fueron la competencia en la cual Alan alcanzó la cumbre. Con una calificación casi perfecta de 9.73 se erigió campeón del mundo y mandó un men-saje del potencial de México en este deporte.

Si bien las playas tricolores suelen ser un atractivo para surfis-tas extranjeros, Cleland es apenas el segundo mexicano en ser campeón del orbe después de que Johny Corzo se coronó en 2017 para hacer historia.

Ese título es un aliciente y también una responsabilidad para Cleland, pues ahora en los Jue-gos Olímpicos parisinos debe confirmar esa jerarquía en el certamen de mayor rango deportivo.

Las playas de Teahupo’o, ubicadas en Tahití (Polinesia Francesa), a unos 15 mil 700 kilómetros de distancia de París, serán el escenario de las competencias de surf en la justa veraniega.

Las reglas son bien conocidas para los competidores que comenzarán sus actividades este sábado. Los 24 participantes se dividen en ocho heats de tres integrantes, donde cada exponente tendrá la oportunidad de surfear dos veces; sólo el mejor de cada serie avanzará a la ronda 2, mientras el resto peleará un pase en el repechaje.

Aunque Cleland pertenece a la élite de este deporte, tendrá una competencia compleja, pues se encuentra ubicado en el grupo seis junto al español Andy Criere y el estadunidense John Florecen, dos veces monarca del orbe (2016 y 2017), actual número uno y finalista este año de la etapa del Tour Pro Tahití.

Solo debo ver la mejor ola y seguir. Por muy simple que suene, probablemente sea lo más difícil de hacer, dice Cleland, quien incluso en sus palabras refleja un halo de serenidad que suele rodear al propio surf.