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Puesta en escena muestra el vaivén del amor y el odio entre dos hermanas
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▲ Escena de la obra Hermanas, montaje con el que debuta María Fernanda Bosque como directora escénica.Foto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Jueves 16 de mayo de 2024, p. 4

Aun en el amor hay espacio para el odio, como lo demuestra la pieza teatral Hermanas, del dramaturgo francés Pascal Rambert, que tras su exitoso paso por diversos escenarios del mundo realiza temporada en el Foro Shakespeare (Zamora 7, colonia Condesa) hasta el 26 de junio, con funciones los miércoles a las 20:30 horas.

Es una obra que nos reta emocionalmente, pero creo que es muy necesario este tipo de teatro, así como estas historias contadas de manera muy visceral, señala María Fernanda Bosque, quien con este montaje debuta como directora escénica.

Es un proyecto que llegó a mí de manera mágica. Llevo tiempo siendo asistente de dirección y he dirigido de forma académica, soy maestra también de actuación; entonces, para mí era una transición muy natural adentrarme al mundo de la dirección, explica.

Las dos protagonistas (las actrices Alba Messa y Maga Díaz), que son también las productoras, me buscaron; ya había trabajado con ellas en una lectura dramatizada, querían que las dirigiera y acepté de inmediato. Sabía que es una pieza muy difícil, pero adoro a ese autor.

De acuerdo con la también actriz, ésta es una obra increíblemente humana, al tratar un tema universal y poderoso como son las relaciones entre las personas, y más aún cuando media entre ellas una relación tan próxima como la consanguínea.

Esta obra invita a observar desde una propuesta lúdica cómo el amor puede violentar en las relaciones más íntimas. El vaivén del amor y el odio, el reclamo y la necesidad de conexión envuelven a estas hermanas en un baile violento, catártico e infantil. Esta comedia oscura es divino verla, ya que te da permiso de inspeccionar tu humanidad con empatía, señala en entrevista.

Es una conversación en la que hay algo muy específico del mundo de las mujeres y de la relación peculiar que se teje entre hermanas. El autor habla de ese lenguaje tan singular que existe entre esas figuras y afirma que, así como existe un lenguaje materno, también hay uno de hermanas.

A su decir, los dos personajes femeninos que dan vida a esta historia confrontan al espectador con un estudio de la humanidad y, al mismo tiempo, con la manera en la que los seres humanos se enfrascan con otros en una batalla por tener la razón e imponer su verdad.

“Uno de los aspectos que acentúo en esta puesta es la idea de que la verdad no siempre vive sólo en un flanco, sino también en ese otro que juzgamos. Ese ejercicio nos permite acercarnos a una certeza compartida que está en el justo medio.

Es un ejercicio muy necesario en estos tiempos en los que estamos tan polarizados y nos aferramos en defender nuestro terreno. En vez de construir, nos estamos separando. Debemos hacer un ejercicio de empatía con el otro para ver cómo podemos conectar en el medio, sostiene María Fernanda Bosque.

Hermanas cuenta la historia de cómo Alba y Maga buscan la manera de arrojarse a la cara esas palabras que sus cuerpos aún no han dicho. Son dos hermanas que desde hace años se aman en el rencor y no necesitan llegar al contacto físico para hacerse daño, sino que les basta el lenguaje, uno quirúrgico y descarnado que empuñan como un arma para expresar su deseo de venganza.

Es una obra en la que hay mucha violencia. El autor trabaja con un lenguaje muy elevado y demuestra cómo aun en las agresiones puede haber elegancia. Para suavizarlo, jugué con el espacio, la escenografía y los colores en un ambiente más lúdico, explica la directora.

No es un drama de dolor y lágrimas; de hecho, las actrices llevan a un viaje que va mucho más allá de sólo la tristeza y el enojo; hay risas, historias de amor y relatos de ellas. En este sentido, es una obra muy bien balanceada.