esde hace 20 años las cifras regionales sobre los casos de dengue que recoge la Organización Panamericana de la Salud (OPS) no dejan de subir. En 2019 se registraron 3.1 millones y en 2023 la cifra superó 4.5 millones, con 2 mil 363 defunciones, convirtiéndose en el año con el mayor registro de esta enfermedad en América.
La tendencia del dengue en el primer trimestre de este año continúa incrementándose y ya suma más de 4 millones de casos, con mil 264 defunciones. Lo que confirma que este año se sostendrá una transmisión activa en nuestro continente y que tendremos nuevamente cifras históricas.
Es importante señalar que en 2010 hubo cambios importantes en la clasificación de la enfermedad, en las fases del dengue, así como en el reconocimiento temprano de los signos de alarma, que han permitido una notoria disminución de la mortalidad.
Luego de un estudio en varios países con la contribución de expertos en dengue, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cambió la clasificación de la enfermedad. La forma anterior de clasificar al dengue como clásico y hemorrágico no se utiliza más. Ahora se clasifica como dengue sin signos de alarma, dengue con signos de alarma y dengue grave.
El dengue cursa por tres fases, que son: la febril, la crítica y la de recuperación. Las tres pueden ocurrir en un periodo de entre siete y 10 días. La fase febril y los síntomas que la acompañan son el cuadro clínico típico del dengue, fiebre alta, malestar general, erupción cutánea, dolor de cabeza, dolor ocular, dolores musculares y en articulaciones. Esta fase puede durar entre dos y cinco días y termina cuando disminuye la fiebre. Es éste el momento en que se inicia la fase crítica, y donde pueden aparecer los signos de alarma en los siguientes dos o tres días. La persona debe continuar en reposo y estar bien hidratada. Si en este periodo no aparece un signo de alarma, entonces se inicia la fase de recuperación.
Los signos de alarma que debemos aprender y memorizar son: vómitos frecuentes, tres o más en una hora; edema o hinchazón en párpados, manos, pies, en el escroto en los niños o la vulva en las niñas. Dolor abdominal que en general es muy fuerte, incluso simula una apendicitis aguda. Al tocarles el abdomen experimentan dolor intenso. Irritabilidad, que en los niños se expresa en llanto frecuente y agitación de brazos y piernas, y la somnolencia o letargia, que se expresa en cansancio, debilidad extrema o tendencia al sueño. También debemos estar atentos si la persona presenta mareos o desmayos. Finalmente, el sangrado de mucosas, para lo cual debemos observar las encías para ver si aparecen puntos de sangrado, o pequeños moretones en la piel. También pueden presentarse sangrado por la nariz, oídos, con la orina, las heces o por la vagina.
Los signos de alarma no aparecen en un orden establecido. Basta que surja uno solo para trasladar al paciente en forma inmediata a un servicio de salud.
Lactantes, adultos con comorbilidades, embarazadas, o personas que viven solas, deben quedar internadas en un servicio de salud para mejor observación y seguimiento.
Toda persona con dengue debe ser evaluada por un profesional de salud; guardar reposo en cama; beber suero oral a sorbos continuos; controlar la fiebre con paracetamol y usar un mosquitero para evitar ser picado por los mosquitos.
Reiteramos que cuando una persona está con dengue debe reposar, hidratarse y vigilar permanentemente la aparición de un signo de alarma. Necesita para esto el apoyo de toda la familia. Poner en práctica estas recomendaciones evita la progresión al dengue grave y salva vidas.
*Representante de OPS/OMS en México