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Mutación en gen fue clave de la falta de cola en los seres humanos
 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de febrero de 2024, p. 6

Washington. Hace unos 20 o 25 millones de años, cuando los simios se diferenciaron de los monos, nuestra rama del árbol de la vida perdió la cola. Desde los tiempos de Charles Darwin, los científicos se han preguntado por qué –y cómo– ocurrió esto.

Ahora, investigadores han identificado al menos uno de los ajustes genéticos claves que condujeron a este cambio.

Encontramos una única mutación en un gen muy importante, explicó Bo Xia, genetista del Instituto Broad y coautor de un estudio publicado ayer en la revista Nature.

Expertos compararon los genomas de seis especies de simios, incluidos los humanos, y 15 de monos con cola para determinar las diferencias claves entre los grupos. Una vez identificada una mutación significativa, comprobaron su teoría utilizando la herramienta de edición genética CRISPR para modificar el mismo punto en embriones de ratón, los cuales nacieron sin cola.

Xia advirtió que otros cambios genéticos también pueden influir en la pérdida de la cola.

Otro misterio: ¿no tener cola ayudó realmente a sobrevivir a estos antepasados simios y, con el tiempo, a los humanos? ¿O fue sólo una mutación fortuita en una población que prosperó por otras razones?

Podría ser casualidad, pero también podría haber supuesto una gran ventaja evolutiva, afirmó Miriam Konkel, genetista de la Universidad de Clemson, que no participó en el estudio.

Caminar erguidos

En cuanto a la razón por la que no tener cola puede haber ayudado, hay muchas teorías tentadoras, incluidas algunas que relacionan la falta de cola con el hecho de que los humanos aprendieran a caminar erguidos.

Rick Potts, que dirige el proyecto Orígenes Humanos del Instituto Smithsoniano y que no participó en la investigación, sugiere que carecer de cola pudo ser un primer paso para que algunos simios adoptaran una postura corporal vertical, incluso antes de abandonar los árboles.

No todos los simios viven hoy en el suelo. Los orangutanes y los gibones carecen de cola y aún viven en los árboles.