De humani corporis fabrica
unque al hablar del documental franco-suizo-estadunidense De humani corporis fabrica (2022), a menudo se toma como referencia a Viaje fantástico ( Fantastic Voyage,1966), del neoyorquino Richard Fleischer, aquella cinta de ficción que narraba la incursión de exploradores miniaturizados en las entrañas de un cuerpo humano por el torrente sanguíneo, en realidad, lo que acomete la dupla de antropólogos-cineastas Véréna Paravel y Lucien Castaign-Taylor, es algo mucho más perturbador y novedoso.
Con la colaboración de diversos hospitales parisinos y médicos, asistentes de quirófano y enfermeras, la cinta muestra de modo muy explícito intervenciones quirúrgicas que permiten al espectador visitar, con la ayuda de cámaras micro y endoscópicas, los pliegues, meandros y extensiones laberínticas del aparato digestivo. Las más de las veces, sin mayor preámbulo, estamos de golpe ante una superficie acuosa y movediza que resulta ser un globo ocular en el momento de ser operado, o entre los pliegues de un oscuro tumor de seno recién extraido o sobre la superficie de una próstata hipertrofiada. El efecto es alucinante, ya que en esa fábrica del cuerpo humano un cirujano, sobrecargado de trabajo, puede charlar con un paciente totalmente despierto mientras hurga entre los lóbulos de su cerebro en plena operación. No menos gráfico es el chapoteo sanguinolento que acompaña la faena de un bisturí en la práctica emergente de una cesárea. O el ajuste con metales de una columna vertebral desviada.
Los cineastas han elegido hacer alternar esta exposición casi macabra de los trabajos incesantes del cuerpo humano con secuencias muy accesorias, hasta cierto punto prescindibles, de las pláticas que sostienen médicos y enfermeras sobre asuntos banales o anécdotas del servicio. Ese contrapunto narrativo tal vez sea necesario para volver llevadero el espectáculo salvaje de tanta viscera inspeccionada. Y sin embargo, no hay en el documental sensacionalismo alguno ni tampoco una abierta incitación al morbo. De cinco años de trabajo y 350 horas de película rodada, se han retenido dos horas de una exploración visual inédita –más proeza técnica que revelación artística– tomando como inspiración el célebre estudio anatómico del nerlandés Andreas Vesalius realizado en 1543. De humani corporis fabrica es así otra faceta, la más singular tal vez, de las indagaciones documentales que de esta pareja de realizadores franceses se han presentado ya en México: un memorable Leviathan (2012) o el duro retrato de un asesino serial japonés y su deseo antropofágico en Caniba (2017).
Se exhibe en la sala 7 de la Cineteca Nacional a las 12:15 y 17:45 horas.