La situación en el frente no mejora, dice Prigozhin
En redes sociales reportan la existencia de batallones sin que se sepa si se supeditan al ejército ruso, actúan por su cuenta o combaten por dinero
Miércoles 26 de abril de 2023, p. 27
Moscú. El controvertido magnate Yevgueni Prigozhin, dueño de la compañía militar privada (CMP) Wagner, a través de la red de medios de comunicación que le pertenecen, se quejó de que, en este momento en Ucrania, hay cada vez más CMP (eufemismo por grupo de mercenarios, prohibidos por la Constitución de Rusia) y la situación en el frente no mejora
.
Para Prigozhin han decidido que creando infinidad de CMP como Wagner van a salvar la patria y por eso, en lugar de permitirnos reclutar más gente, crean todo tipo de extraños grupos paramilitares que nada aportan
, afirma en un video subido hace poco a Internet por el reportero Aleksandr Simonov, de la Agencia Federal de Noticias (FAN, por sus siglas en ruso).
La entrevista forma parte de un reportaje en el que el propietario del grupo Wagner visita una compañía militar privada (los blogueros militares que acompañan a Prigozhin aseguran que se trata de Potok (Flujo) una de las tres que se crearon con dinero del consorcio público Gazprom para reclamar a los mercenarios de la competencia por qué abandonaron sus posiciones y no apoyaron a los combatientes del grupo Wagner que querían consolidarse en ese sitio y finalmente tuvieron que dejarlo al ejército ucranio. Y se preguntó: ¿cómo podrían combatir si carecen de la más elemental logística, armamento o respaldo de artillería?
Prigozhin lamentó que las autoridades quieran restar fuerza al grupo Wagner, en su opinión, ante el temor de que pudiera desempeñar un papel importante en la lucha por el poder dentro de Rusia, estimulando que Gazprom funde tres compañías militares privadas –los batallones Potok (Flujo), Fakel (Antorcha) y Plamia (Llama)– y otros magnates hagan lo propio con los grupos de mercenarios Bokariova (financiado por el empresario Andrei Bokariov) y Redut (Reducto, dependiente ahora de la inteligencia militar rusa).
De acuerdo con los reportes que publican en el sector ruso de las redes sociales, hay otros grupos o batallones sin que se sepa a ciencia cierta si se supeditan directamente al ejército ruso o actúan por su cuenta, así como tampoco es posible asegurar si sus combatientes viajaron a Ucrania como voluntarios o por dinero. Entre estos grupos cabe mencionar el BARS (siglas en ruso de las reservas combativas del ejército del país), el batallón de Alejandro Nevsky (príncipe y santo de la Iglesia ortodoxa Rusa) o los destacamentos de dos grupos ultranacionalistas como son la Legión Imperial y el grupo de inteligencia y asalto Rusich, que se identifican con un discurso de corte neonazi pero en contra de Ucrania.
Club de Patriotas Indignados
Igor Guirkin, conocido por su seudónimo Strelkov, ex oficial del GRU (Inteligencia Militar Rusa) y ex jefe de seguridad del magnate Konstantin Malofeyev con fuertes intereses económicos en Ucrania, quien en 2014 ingresó desde Rusia para iniciar con su destacamento armado la revuelta
de la población en el Donbás y luego ejerció de ministro de Defensa de la República Popular de Donietsk
, hizo el pasado domingo un anuncio sorprendente.
Anticipó a la brevedad el Club de Patriotas Indignados, creado por él, se convertirá en movimiento político
que tendrán que escuchar las autoridades, incluido el jefe del Ejecutivo (el presidente Vladimir Putin)
, por cuanto la labor informativa
que llevan a cabo sus miembros (militares, la mayoría) es insuficiente para evitar la derrota de Rusia en Ucrania
.
Strelkov sostiene que sólo pretende estimular a las autoridades para que se pongan en marcha procesos que pueden salvar nuestro Estado en caso de una derrota en la guerra
.
A modo de declaración programática para atraer seguidores a su Club de Patriotas Indignados, sin temer represalias por saltarse la censura, Strelkov publicó en Internet 39 aspectos sobre el conflicto en Ucrania con preguntas demoledoras para el Kremlin. Estas son algunas:
“¿Quién es el responsable de las decisiones estratégicas fallidas por las cuales ahora Rusia paga con miles de muertes y decenas de miles de inválidos? ¿Por qué al frente de las repúblicas populares del Donbás pusieron (y siguen ahí) abiertos ladrones y mediocres, que con su sola presencia ahí desacreditan la idea de la Primavera Rusa? ¿Cómo es posible que la operación militar especial (OME) se diseñó con base en datos totalmente divorciados de la realidad?
“¿A quién se le ocurrió que, en caso de resultar exitosa la OME, deberían gobernar Ucrania ladrones y estafadores como el miserable (Viktor) Medvedchuk (compadre del presidente Putin), completamente impopular en ese país? ¿Cómo explicar la monstruosa contradicción de que miles de militares con amplia experiencia prefieren ‘trabajar’ en compañías militares privadas en Siria, la República Centroafricana, Malí, Burkina Faso, etcétera, mientras llegan al frente y participan en duros combates civiles de reciente reclutamiento y escasa preparación?
“¿A qué se debe la ‘estrategia’ de atacar durante meses las posiciones más fortificadas del enemigo en el Donbás, a sabiendas de que aun tomándolas no se causará con ello un daño irreparable al ejército ucranio ni capitulará su régimen? ¿Dónde están las novedosas armas que tanto presumíamos antes de la guerra? ¿Por qué están llegando al frente tanques y cañones de la época de Stalin? ¿Quién tomó la decisión de derrochar el ‘innecesario’ armamento soviético más moderno y proyectiles en Siria, Libia, Sudán y otros países? ¿Dónde están los decenas de miles de voluntarios árabes que prometió el ministro de Defensa (Serguei Shoigu) al presidente? ¿Cómo es posible que los familiares de altos funcionarios y miembros de la cúpula militar pasen sus vacaciones y tiren su dinero en países que son hostiles a la Federación Rusa, aplican sanciones contra nosotros y suministran armas modernas a Ucrania? ¿Llegará el día que el presidente tome medidas contra esos funcionarios?”
Hasta el momento no se conoce ninguna reacción pública del Krem-lin hacia el desafío de Strelkov, quien de alguna manera ejerce de portavoz oficioso del sector duro de las fuerzas armadas, descontento con la plana mayor castrense.