En la punta del iceberg están los grupos BTS, de hombres, y Blackpink, de mujeres, que hoy se presenta en el Foro Sol
Miércoles 26 de abril de 2023, p. 4
La música K-pop es un maremoto que ha llegado a todo rincón del orbe con sus grupos y solistas que combinan melodías y ritmos adictivos, coreografías ingeniosas y una superproducción.
Los videoclips, subidos a YouTube, son su plataforma preferida de exhibición. Por ella desfilan jóvenes que desde niños pasan años en agotadores entrenamientos aprendiendo a cantar y a bailar para llegar al principal objetivo: el mercado masivo.
La cultura popular coreana, también conocida como la ola coreana (Hallyu, en coreano), abarca culebrones televisivos, películas, danza, videojuegos, comida, moda y sobre todo el K-pop, que hoy día tiene como punta de iceberg a los grupos BTS –en el rubro de los hombres– y a Blackpink, que esta noche se presenta en el Foro Sol, concierto por el que se llegan a pagar boletos hasta de 35 mil 400 pesos para la llamada Pink Pit VIP Experience. Es decir, estar en la prueba de sonido, en el show frente al escenario, así como recibir un regalo personalizado.
El inicio
En junio de 2011, Le Zénith de París, uno de los más grandes foros de Francia, estaba lleno de chavos. El acto, una actuación conjunta de cantantes surcoreanos que fue registrado como el debut oficial
del K-pop en un escenario europeo. La audiencia, que había conocido a estos grupos a través de YouTube enloqueció al verlos en vivo.
Según el libro The Korean Wave, A New Pop Culture Phenomenon, una de las razones por las que el K-pop ha llegado a ser amado a nivel mundial es que ahora el público ya no compra discos físicos ni ve la televisión. Hoy día, la Internet y las redes sociales son los canales que promueven a un grupo tras otro.
En el distrito de alta gama Gangnam (el nombre no es ajeno recordando al cantante Psy con su rola pegajosa Gangnam Style), en Seúl, existen varias academias en las que nacerán las futuras estrellas del pop. En éstas, con una disciplina de mucho rigor que, incluso ha sido criticada por una sobrexplotación, niños y jóvenes toman clases de música, baile, canto, composición y actuación. La idea: intentar ser los próximos ídolos.
Hay que recordar que en México, en 2018, el grupo Super Junior agotó los boletos VIP en menos de 3 minutos para un espectáculo en la Arena Ciudad de México, donde se reunieron más de 22 mil seguidores. Así, los artistas de Corea del Sur han llegado a la listas de popularidad en innumerables ocasiones desde que una de las primeras agrupaciones de chicas, Wonder Girls, lo hizo por primera vez en 2009.
Pero todo viene desde los estudios que generan canciones para los grupos y las comercializan, creando una industria que se ha erigido casi como explotadora, tras hacer firmar a las y los artistas contratos a largo plazo que dictan su comportamiento privado, su conducta pública y hasta su vida amorosa, tanto que los ha llevado a lugares extremos. Basta recordar los suicidios de algunos egresados del movimiento, que se han atribuido a este tipo de vida. Por ahí suenan los nombres de Sulli, Jonghyun, Seo Min-Woo, Seo Jae-Ho, Kim Jin-soo (Tany), Ahn So Jin, EunB, Rise, Kim Min Soo, Sung In Kyu, U;Nee y Lee Seo Hyun.
Vida enclaustrada de una estrella
Pese a esto, la vida enclaustrada de una estrella del K-pop es codiciada por miles de adolescentes en Corea del Sur, lo que ha hecho que esa música crezca dejando derramas de miles de millones de dólares.
Antes de la liberalización de los medios de comunicación de Corea del Sur a finales de los años 80, la música producida por las cadenas de televisión eran principalmente baladas con viejos estándares pop. Sin embargo, después de 1987, la transmisión de radio del país se expandió rápidamente y los surcoreanos estuvieron expuestos con mayor regularidad a más variedades de géneros de fuera del país.
El K-pop es un género inusual, porque tiene una fecha de inicio definitiva, gracias a una banda llamada Seo Taiji and Boys, liderada por Seo Taiji, quien había sido miembro de un grupo de metal que después se separó y luego recurrió al hip-hop, reclutando a dos bailarines para completar la formación. Seo Taiji and Boys se disolvió en 1996, pero allanó el camino para otros.
Entre 1995 y 1998, aparecieron tres estudios: SM Entertainment, JYP Entertainment y YG Entertainment. Juntos, estos estudios comenzaron a cultivar lo que se conocería como grupos ídolos, como el llamado HOT, que reunió a cinco cantantes y bailarines, y el cual fue elegido para actuar en un importante concierto benéfico con Michael Jackson.
Ese potencial se puede ver en la entusiasta promoción de los estudios de artistas multilingües como BoA, que fue nombrada una de las primeras reinas del K-pop. Ella hizo su debut a los 13 años, en 2000, y en los años siguientes se convirtió en una de las exportaciones más conocidas de Corea del Sur. Hay que aclarar que esta industria siempre ha contado con el impulso del estado coreano del sur, debido a que genera miles de millones de dólares.
El K-pop en su conjunto estaba construyendo su propia marca, con tres elementos: una actuación de calidad de baile, una estética pulida y un método de producción de estudio. Esto lo resume la canción de 2009 de Girls’ Generation Gee, éxito que se produjo en un momento en que el K-pop estaba empezando a llamar la atención. Para ese entonces, las mujeres de este estilo musical comenzaban a representarse como colegialas simpáticas y tímidas que cantan sobre enamoramientos, o mujeres empoderadas que cumplen sus fantasías. En cuanto a los hombres, los temas tienden a desglosarse en una línea de chicos malos y hombres sofisticados. El hip-hop tiende a ser una parte fundamental del sonido K-pop, y hoy día, el llamado urbano.
Estatus de culto en Asia
BoA fue una de las primeras cantantes en volverse global y ganar estatus de culto en Asia. Los miembros de TVXQ, también conocidos como Dong Bang Shin Ki, en coreano, disfrutaron algunos años el título de Los reyes
. Pero también surgieron otras agrupaciones destacadas como la mencionada Girls’ Generation, Big Bang, SHINee y 2PM.
Con su dinámica de melodías y ritmos, el K-pop comenzó a romper la barrera del idioma para encantar a los fanáticos de la música en todo el mundo, debido a su sonido atractivo, pero sobre todo con los llamado hooks
(ganchos): riffs cortos y pegajosos que se repiten a lo largo de la canción, efectivos para que las canciones se queden atascadas en la cabeza.
No es sólo la respuesta de los fanáticos y las calificaciones de las listas de música lo que muestra el cambio de estatus del K-pop en el mercado global. Cada vez más, músicos de otras latitudes están contactando a cantantes coreanos interesados en trabajar en conjunto como Jay-Z, Miley Cyrus y Justin Bieber.
Rercordando a otras de las semillas de Blackpink, podemos mencionar a Kara, SHINee, Super Junior, TVXQ (acrónimo de Tong Vfang Xien Qi, los dioses nacientes, en español), 2NE1 o Rain (cantante, bailarín y diseñador).
El K-pop llegó a México en 2009 con las Wonder Girls, que fueron teloneras de Jonas Brothers. El género se consolidó acá con la llegada de Xiah Junsu, en 2012, y de Super Junior, en 2013. Esta última fue la primera agrupación de K-pop que se presentó en el Estadio Azteca (en 2018) ante una audiencia de más de 70 mil seguidores. Este crecimiento llevó a que la Ciudad de México fuera sede en 2017 del festival KCON, con puras bandas de esa música.
Ocesa se involucró en esta industria en 2019 con los primeros shows a cargo de GOT7, Seventeen y Twice. Juntos tuvieron una audiencia de 27 mil adeptos. Por lo que nuestro país, junto con Brasil, Chile y Argentina, son los objetivos latinomericanos del K-pop.