Los clubes tienen una deuda
Se han normalizado estos ataques y los mecanismos para castigarlos son aún insuficientes, dice
Miércoles 19 de abril de 2023, p. a10
El efecto inmediato de la violen-cia digital es el miedo, un profundo desconcierto de víctimas que suelen ser mujeres, acosadas o discriminadas por usuarios desconocidos. En los recientes cinco años se cuentan al menos siete casos de jugadoras de la Liga Mx Femenil que denunciaron haber sufrido acoso en redes sociales. La gravedad del problema, sostiene el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), no está en las cifras conocidas, sino en el agujero negro de las que aún se desconocen.
Ante la incidencia creciente de este delito en sus múltiples variantes, los mecanismos de prevención en el futbol profesional, que son responsabilidad de los clubes –en su mayoría encabezados por directivos hombres–, son aún insuficientes.
No sólo hemos normalizado el ataque hacia una persona, sino a todo un colectivo, lo que muchas veces nos hace pensar que las formas de violencia en todas las estructuras sociales, incluyendo el mundo del deporte, no están siendo reconocidas de manera impor-tante
, explica a La Jornada el director de educación y programa editorial del organismo, Vidal Emmanuel Méndez.
La estadística de casos con denuncias formales en la Liga fue actualizada en marzo, cuando la mexicana Scarlett Camberos se vio obligada a renunciar a su lugar como estrella en el club América debido a la persecución y acoso de un hombre durante casi un año.
9.4 millones de mujeres sufrieron ciberacoso: Inegi
Aunque la institución ha implementado campañas de sensibilización, acompañamiento y asesoría legal para las deportistas, las condiciones de desigualdad que enfrentan las futbolistas las exponen a situaciones de las que muchas veces no saben cómo salir, expone el especialista.
Muchas mujeres desde el inicio enfrentan desigualdades salariales, una menor cobertura pública y reconocimiento social, que son responsabilidad de las empresas privadas.
En México, según datos del módulo sobre ciberacoso del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), más de 17 millones de personas usuarias de Internet de 12 años o más afirmaron haber sufrido acoso cibernético, de las cuales 9.4 millones eran mujeres.
Detrás de esos mensajes de odio y discriminación, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) señala que en América Latina no sólo se han detectado personas que crean, manipulan o publican información dañina, sino también la presencia de grupos organiza-dos con afiliaciones políticas, religiosas y sociales.
“Estos colectivos reúnen usuarios de Internet, bots y trolls que actúan de forma coordinada para atacar a personajes públicos”, detalla en entrevista Víctor Manuel Merchand Benítez, responsable de gestión del conocimiento e innovación en tecnologías de la infor-mación en la UNODC México. La necesidad de desplazamiento forzado por un acoso en medios digitales es tan real y tangible como el que se hace persona a persona, derivado por el temor a una agresión física hacia la víctima o sus familiares
.
Desde la impunidad anónima que ofrecen las redes y los vacíos legales, los agresores digitales producen a menudo sentimientos de culpa y estados de ánimo depresivos, que pueden llegar incluso hasta el suicidio, a partir de la defensa de sus agendas, coinciden los expertos.
Sería muy pronto decir que existen organizaciones crimina-les especializadas en estas prácticas, pero sí que hay grupos que utilizan políticamente las narrativas de odio para atacar a otros colectivos sociales e incluso a personas defensoras de derechos humanos
, agrega el representante de Conapred. Por ello deben generarse procesos de cambio a nivel cultural: leyes, reglamentos o pautas jurídicas para perseguir los distintos discursos de odio
.
En el torneo femenil, la cifra de personas que han denunciado prácticas tipificadas como violencia di-gital sigue siendo baja. Los casos más conocidos son los de Selene Cortés, Jana Gutiérrez, Selene Valera, Deneva Cagigas, Greta Espinoza y Renata Masciarelli, hostigadas en su desarrollo profesional por usuarios anónimos y ciberdelincuentes.
En octubre de 2019, la Federación Mexicana de Futbol y el Conapred firmaron un convenio de colaboración con el propósi-to de prevenir prácticas de violencia y discriminación en el circuito profesional. El acuerdo se mantuvo hasta el 31 de diciembre de 2022, en medio de un periodo de dos años en que el órgano estatal mantuvo su presidencia vacante.
La FMF sostiene que se ha capacitado a 142 integrantes de distintas áreas laborales del propio organismo y la Liga Mx, con un temario que incluye el ABC de la discriminación, la accesibilidad web y medidas para la igualdad. Lo que se desconoce, sin embargo, es la participación de directivos y entrenadores en activo.
De acuerdo con la UNODC, la responsabilidad de los clubes radica en establecer una red de apoyo y confianza que le permita a la víctima ser escuchada y, sobre todo, realizar su denuncia ante las au-toridades correspondientes
, algo que las jugadoras profesionales hasta ahora desconocen.