Miércoles 5 de abril de 2023, p. 19
A tres meses de hundir a 0.9 por ciento la proyección de crecimiento de México para 2023, el Banco Mundial elevó la perspectiva a 1.5 por ciento. No todo fueron mejoras, para el siguiente año el organismo prevé que el avance sea de 1.8 por ciento, por debajo del 2.3 por ciento que había anticipado en enero.
Las proyecciones del Banco Mundial se encuentran por debajo, o cerca del límite inferior, de lo estimado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en los Precriterios entregados al Congreso. Para 2023 la dependencia calcula un rango de crecimiento de entre 2.2 y 3 por ciento; y para 2024, de 1.6 a 3 por ciento.
En cuanto a la región, el organismo manifestó que América Latina y el Caribe ha sobrellevado con relativo éxito las múltiples crisis
de los últimos años, y aumentó de 1.3 a 1.4 por ciento su estimado de crecimiento para 2023. Se esperan tasas de 2.4 por ciento para 2024 y 2025, demasiado bajas para lograr progresos significativos en la reducción de la pobreza
, añadió.
“La región en gran medida se ha recuperado de la crisis de la pandemia, pero lamentablemente ha vuelto a los bajos niveles de crecimiento de la década anterior (…) los países deben urgentemente acelerar el crecimiento inclusivo (...) y esto requerirá mantener la estabilidad macroeconómica y aprovechar las oportunidades que hoy ofrece la integración comercial”, comentó Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Bajos salarios no son garantía de inversión
Si bien la relocalización de empresas (nearshoring) y la industria verde representan una oportunidad para impulsar la economía de la región, los bajos salarios ya no son incentivos suficientes para atraer inversionistas, advirtió el Banco Mundial en el informe El potencial de la integración, oportunidades en una economía global cambiante.
El organismo exhibió que el comercio en América Latina y el Caribe está estancado desde inicios de siglo y en deterioro se encuentra la inversión extranjera directa (IED), que desde 2010 acumula una caída de 16.4 por ciento. México es la notable excepción a estas tendencias, ya que experimentó un aumento de la IED de casi 40 por ciento en los últimos 10 años
, amplió.
La mayor incertidumbre geopolítica, el deseo de acercar las cadenas de suministro y la mayor rentabilidad en el G-7 alejan los flujos de capital de muchos países en desarrollo, incluida América Latina y el Caribe, con la excepción notable de México.
Explicó que América Latina y el Caribe ya no puede atenerse a captar el capital extranjero a costa de las remuneraciones de sus trabajadores. Asia ya no ostenta una ventaja obvia sobre la región, ya que los salarios en China crecieron por encima incluso de los de México y Brasil, mientras Vietnam no está muy lejos. Desafortunadamente, la competitividad salarial de la región no es suficiente para volverla atractiva para los inversores
, acentuó.
Con base en un índice de costos de KPMG y el Manufacturing Institute, explicó que los países con salarios altos, como Canadá o Estados Unidos, siguen teniendo un mejor desempeño que mercados emergentes con una fuerza laboral relativamente barata, como México y Brasil
.
Se debe a que los costos primarios, como mano de obra y bienes raíces son relativamente bajos en los mercados emergentes, pero los impuestos sobre las empresas y el financiamiento no lo son; a lo que se suman costos indirectos asociado a factores de mayor plazo, como eventuales dificultades en el entorno de negocios y el riesgo político.