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Penultimátum

El arte de Oskar Kokoschka, en París

P

intor, poeta, dramaturgo, escritor y militante político contra el fascismo, Oskar Kokoschka (1886-1980) hizo parte, al lado de Gustav Klimt y Egon Schiele, del movimiento intelectual que destacó en Viena a principios del siglo pasado. Pero a diferencia de ellos, sus obras iniciales despertaron muchas críticas por romper con los moldes establecidos en el arte predominante. Fue como una explosión en un jardín, y eso se comprueba en la exposición que ofrece el Museo de Arte Moderno de París, que comprueba la importancia de Ko-koschka en el arte del siglo XX.

Su vida estuvo marcada por varias tragedias. Primero, el rompimiento con Alma Malher, con quien sostuvo entre 1912 y 1914 una tórrida relación amorosa. Casi enseguida fue elegido soldado de élite de su país en la Primera Guerra Mundial. Herido en dos ocasiones, lo declararon no apto para el servicio militar. Convaleció entonces en Berlín y Dresde, donde sus obras comenzaron a ser apreciadas, como en París, en 1929.

En 1933, las autoridades hitlerianas retiraron todas sus pinturas de los museos y confiscaron las que tenían las familias judías. Nueve de las indeseables hicieron parte en 1937 de la exposición de lo que el nazismo llamó arte degenerado: pinturas y esculturas expresionistas, surrealistas, dadaístas, cubistas. Las colocaron caóticamente, con leyendas que las ridiculizaban. Eran lo contrario al arte heroico que patrocinaba el régimen. Pero en Italia, Checoslovaquia, Inglaterra, Estados Unidos y Francia, sus obras recibían elogios.

Hay que destacar su trabajo en favor de la paz y contra los regímenes autoritarios. Sus carteles condenando el fascismo sirvieron de signos de protesta por la expansión nazi por Europa. Entre ellos, el que fustigó el destructor bombardeo que en 1937 hizo la aviación nazi sobre el pueblo vasco de Guernica.

Además, se le reconoce como una de las figuras más importantes que buscaron la reconciliación entre los países que participaron en la Segunda Guerra Mundial. Por propiciar la reconstrucción cultural de un continente entonces devastado. Igualmente, por ser creador de instituciones en pro del arte, como la que fundó en 1953 en Salzburgo.

Esta gran retrospectiva del museo parisino muestra las siete décadas de libertad y de representación interior de quien supo reflejar en sus cuadros la cambiante sociedad de Viena y Europa.