Sábado 1º de octubre de 2022, p. a12
El nuevo disco de Patti Smith es un refrendo de su poesía.
Es una grabación en vivo realizada en los estudios Electric Lady, donde festejó hace seis años el cuadragésimo aniversario de su álbum seminal, Horses.
Live at Electric Lady, nuestra novedad discográfica de hoy, reúne siete piezas, repartidas entre obras de su autoría: Ghost Dance, Broken Flag, April Fool, Peaceable Kingdom y Birdland, y creaciones de otros autores, como Stevie Wonder (Blame it on the Sun) y Bob Dylan (la bellísima One Too Many Mornings).
Escuchar clásicos de Patti Smith con su voz engrandecida, más amplia, más potente, más profunda, es una experiencia estremecedora. Hay dos momentos que valen el disco entero: Birdland y One Too Many Mornings.
Birdland es un largo, intenso, brutal poema de Patti Smith que significó su entrada a la inmortalidad en el mismo momento de su nacimiento: su opera prima, Horses.
Es también un punto de contacto directo con la actividad más importante de Patti Smith, la poesía.
Patti Smith es una de entre las muchas personalidades de quienes se habla más de lo que se conoce, en un fenómeno parecido al de su hermano del alma, Bob Dylan.
Los libros que ha escrito forman ya una fila considerable en los estantes de mi biblioteca personal. Curiosamente, el más celebrado ha sido Just Kids, más cercano a los temas propios de la prensa del corazón, aunque se trate de todo lo contrario: es un libro igualmente cruento como tierno, crudo como amoroso, intenso como tranquilo, como toda su literatura.
La aparición del disco Live at Electric Lady permite acercarnos a la obra propiamente literaria de Patti Smith, porque su momento de mayor intensidad, la ejecución en vivo de Birdland, conecta en automático con uno de los recursos narrativos de esta autora, cuyos pasajes mágicos donde sueña un sueño dentro de otro sueño y ese sueño en realidad lo estamos soñando nosotros pero pertenece a otra persona, es de un valor poético muy elevado.
El poema titulado Birdland
narra una historia a lo Bob Dylan, a lo William Burroughs, a lo Allen Ginsberg, a lo Patti Smith.
Sin preámbulos, pone en escena a un niño en el funeral de su padre mientras los carruajes oscuros abandonan su visión de conjunto y la mirada del huérfano se vuelca sobre un tractor en la granja que le heredó su padre, en cuyo interior solían sentarse a platicar mirando el paisaje:
and circle the blue fields and grease
the night
It was if someone had spread butter on
all the fine points of the stars
‘Cause when he looked up they started
to slip
Y de pronto vio a su padre entrar a lo que se había convertido en una nave y tomaba los controles, aunque se veía muy diferente en esta ocasión:
‘Cause he was not human, he was not
human.
Sus ojos –escribe y canta Patti Smith– eran como dos soles:
white lids, white opals, seeing
everything just a little bit too clearly
Pero volteó alrededor y no había ninguna nave, ni automóviles fúnebres, solamente él:
the raven
Y entonces cayó de rodillas y rompió en llanto: no, papi, no me dejes aquí, solo, llévame contigo, en la panza de tu navío, llévame a ese lugar donde ya no eres humano.
Pero –canta y escribe Patti Smith– no había nadie que escuchara los lamentos del abandonado, nadie salvo las aves de la granja que le dejó su padre, “y las aves se reunieron en todas direcciones y se dispersaron como rosas. Eran como pasto de brújulas acomodándose en la cabeza de un chamán:
And he saw the lights of traffic
beckoning like the hands of Blake
Grabbing at his cheeks, taking out
his neck,
All his limbs, everything was twisted
and he said,
I won’t give up, won’t give up, don’t
let me give up
Take me up quick, take me up, up to
the belly of a ship
La intensa poesía de Patti Smith, cantada en su pieza Birdland, con sus muchas referencias (William Blake, Dylan Thomas, Edgar Allan Poe…) nos lleva de inmediato a varios otros poemas y relatos de Patti Smith que están en sus libros.
Por ejemplo, en su libro M Train:
–No es tan fácil, escribir sobre nada.
Lo decía un cowboy cuando me
introduje en un sueño. Vagamente
atractivo y parco en palabras, se
mecía en una silla plegable y con su
Stenson rozaba la pared exterior de
color parduzco de una cafetería
solitaria…
–Es mucho más fácil hablar de nada
–dije yo.
No ignoró del todo mi presencia, pero
no respondió…
El sol se reflejaba en la hebilla de su
cinturón, lanzando un destello en
la llanura desierta. Sonó un silbato
agudo, y mientras daba un paso a la
derecha vi cómo su sombra
derramaba otra serie completa de
sofismas
desde un ángulo totalmente distinto.
–He estado antes aquí, ¿verdad?
Él se limitó a quedarse allí sentado,
mirando la llanura.
Qué cabrón, pensé. Me está ignorando.
–Eh, no soy un muerto ni una sombra
pasajera. Estoy aquí en carne y
hueso.
Él se sacó un cuaderno del bolsillo y
se puso a escribir.
–Míreme al menos. Al fin y al cabo,
este es mi sueño.
Me acerqué más a él. Lo suficiente
para ver lo que escribía. Tenía el
cuaderno abierto por una página en
blanco y de pronto se materializaron
tres palabras.
No, es mío
…
El escritor es un director de orquesta
,
garabateó.
Me alejé sin rumbo, y lo dejé allí
perorando sobre la sinuosa trayectoria
de las circunvoluciones de la mente.
Circunvoluciones de la mente. En su hermoso libro titulado Devoción, Patti Smith tiene un texto titulado precisamente Cómo funciona la mente
.
Su pieza Birdland es un espejo de los juegos de la mente y sus libros son un universo donde la mente, el corazón y todos los sentidos cobran vida propia.
En su bello libro Augurio de inocencia, esplende el poema El creador de amor
(The Lovecrafter
), y es pura magia:
Te vi a ti que eras yo
un silbido en la boca torcida
como saco de cuero y pantalón marrón
cruzando el campo desnudo
…
Te vi caminar por extensos campos
lejanos como el dedo de la Providencia
lejanos como los montículos que
llamamos colinas
montañas talladas del corazón de la losa
Te vi hurgar en el saco
esparcir semillas por doquier
como el leñador tala a hachazos
roble fresno y los distintos pinos
…
Vi el libro en la estantería
Te vi a ti que eras yo
Vi al fin el saco vacío
Vi la rama que te daba sombra
En su nuevo disco, Patti Smith festeja los 80 años que cumplió su hermano del alma Bob Dylan hace un año y presenta “una de mis canciones preferidas de Bob Dylan: One Too Many Mornings”:
From the crossroads of my doorstep
My eyes begin to fade
An I turn my head back to the room
where my love and I have laid
Una clara referencia a una de las canciones más entrañables de Bob Dylan: Lay Lady, Lay y cantada en la misma entonación que The Times They Are A-Changin’ y un dejo vocal en el último verso idéntico al de Bob Dylan. En la voz de Patti Smith, este poema de Dylan adquiere aún mayor hondura:
Down the street, the dogs are barkin’
and the day is gettin’ dark
as the night comes in a-fallin’
the dogs, they’ll lose their bark
An’ the sounds inside my mind
As I’m one too many mornings
And a thousand miles behind
El poema evoluciona hasta:
We’re both just one too many mornings
An’ a thousand miles behind
El disco Live at Electric Lady es un refrendo de la poesía de Patti Smith y de su hermano Bob Dylan. Ambos saben lo que es tener cientos de millas recorridas y vivir todas las mañanas del mundo como una única, muchas mañanas únicas.
En su hermoso libro Tejiendo sueños, escribió cuando niña Patti Smith:
“Siempre imaginé que escribiría un libro, aunque fuera pequeño, que transportara a un reino imposible de medir, incluso de recordar.
“Imaginaba muchas cosas. Que brillaba. Que era buena. Que vivía sin sombrero en la cima de una montaña haciendo girar una rueda que a su vez hacía girar la Tierra y que, invisible entre las nubes, yo tenía alguna influencia, era de alguna utilidad.
Había que ir con cuidado, había que ser sagaz. Porque los sagaces pueden capturar algo lejano y hacerlo suyo.
Escuchemos los primeros discos de Patti Smith: Horses, Radio Ethiopia, Easter, Banga. Disfrutemos la intensa euforia de Patti Smith cantando su poesía, enervante, briosa, elegante, sagaz.
Seamos sagaces como ella. Porque los sagaces podemos capturar algo lejano y hacerlo nuestro