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EU, cada vez más metido en el conflicto: el Kremlin

Lugansk y Jersón comenzaron el proceso de adhesión a Rusia

Las anexiones cerrarán toda posibilidad de negociación: Zelensky

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▲ Residentes de Lugansk colocan una bandera de Rusia en su negocio, tras el referendo de adhesión.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 29 de septiembre de 2022, p. 23

Moscú. El procedimiento de adhesión a Rusia de las cuatro regiones secesionistas de Ucrania comenzó ayer con la petición por escrito de los gobernantes prorrusos de Lugansk y Jersón –el de Donietsk dice haberlo hecho antes del plebiscito y el de Zaporiyia se dispone a hacerlo a la brevedad– al jefe de Estado ruso, Vladimir Putin, de ser admitidos, con base en los resultados de los referendos celebrados del 23 al 27 de septiembre pasados, como nuevas entidades de la Federación Rusa.

Es el primero de una serie de trámites que deben pasar los cuatro, pero antes Putin tiene que emitir los decretos de reconocimiento de la independencia de Jersón y Zaporiyia, una de las tres preguntas que éstos incluyeron en su referendo (separarse de Ucrania, constituirse en Estado independiente y solicitar su adhesión a Rusia), igual que hizo el mandatario ruso el 21 de febrero anterior al reconocer las repúblicas populares de Donietsk y Lugansk.

Después Putin tiene que iniciar consultas con el gobierno y otras instituciones rusas con el propósito de preparar la firma de convenios internacionales con los candidatos a ser aceptados en la Federación Rusa con el nombre y el estatus que se le otorgue a cada uno (república autónoma, territorio o región).

El trámite en la Duma

A continuación la Corte Constitucional deberá revisar la procedencia de esos convenios en relación con la Carta Magna y, de ahí, los documentos de adhesión se turnarán a la Duma (Cámara de Diputados) para su ratificación. Al mismo tiempo los diputados deberán aprobar los proyectos presidenciales de ley sobre la incorporación de estas nuevas entidades federales.

En el siguiente y penúltimo escalón, aprobado todo el paquete de documentos por la Duma, el Consejo de la Federación o Senado tendrá que ratificarlo y, con ello, conceder al presidente la facultad de promulgar las respectivas leyes, como se espera, en solemne ceremonia en el Kremlin.

Tomando en cuenta que como es de suponer los jueces de la Corte Constitucional nada objetarán –el único que podría no estar de acuerdo, Konstantin Aranovsky, la víspera renunció a su cargo para no tener que poner su firma en el dictamen–, así como que la Duma anunció ayer que se reunirá el 3 de octubre y el Senado lo hará al día siguiente, todo el procedimiento de adhesión de los cuatro estará terminado el 4 de octubre, el martes siguiente por la tarde si Putin quiere concluirlo el mismo día que pase el trámite de los senadores.

Leonid Pasechnik, líder impuesto por Moscú en Lugansk, en términos similares a Vladimir Saldo, su colega de Jersón, escribió en su misiva a Putin: con base en el voto favorable de la población en el reciente referendo, solicito a usted considerar la posibilidad del ingreso de la República Popular de Lugansk como parte de Rusia en calidad de entidad de la Federación Rusa.

Según Pasechnik, 98 por ciento de los habitantes de Lugansk votaron en favor de incorporarse a Rusia, pero su contraparte respaldada por Kiev, el gobernador de la región de Lugansk, Serguei Gaidai, pone en duda esas cifras.

Nos quieren hacer creer que (en Lugansk) votaron un millón 600 mil personas, casi el mismo número que tenía el padrón en las presidenciales de 2012, y sólo en la primavera-verano de este año se registraron como desplazados 320 mil habitantes, muchos tuvieron que irse antes y decenas de miles, sin adquirir ese estatus, lo hicieron hacia Europa, donde no pudieron sufragar.

En tanto, irritaron al Kremlin las palabras del secretario estadunidense de Estado, Antony Blinken, de que Ucrania puede usar las armas que le proporciona la Casa Blanca para bombardear los territorios que Rusia se quiere anexionar.

“Estados Unidos cada vez más de facto se está entrometiendo en este conflicto, cada vez más se acerca a poder ser considerado parte de este conflicto, lo cual es muy peligroso”, lamentó el vocero de la presidencia rusa, Dimitri Peskov.

Volodymir Zelensky, mandatario de Ucrania, tras señalar que la farsa en los territorios ocupados ni siquiera puede llamarse simulacro de referendos, advirtió que si Rusia absorbe a las cuatro regiones secesionistas quedarán cerradas todas las puertas para negociar el fin de la guerra, ya que carecerá de sentido hablar con su colega ruso, Vladimir Putin.

En opinión de Peskov, nada nuevo dijo (Zelensky) acerca de los referendos porque hace tiempo que decidió renunciar a entablar cualquier tipo de negociación.

Moscú y los rumores

La capital de Rusia se ha convertido en epicentro de todo tipo de rumores, a cual más catastrofista, unos pocos desmentidos por las autoridades y otros que desaparecen sin que nadie sepa cuándo y por qué surgieron, y algunos acaban cumpliéndose.

Este fenómeno se desató en fechas recientes a partir del anuncio de los referendos en el sureste de Ucrania y de la movilización parcial decretada por el Kremlin, documento que contiene un punto secreto referido al número de varones que se piensa llamar a filas.

El ministro de Defensa, Serguei Shoigu, deslizó en entrevista para la televisión que se trata de unos 300 mil reservistas, todos con experiencia militar.

Esa fue la señal para que el ejército de troles del oficialismo comenzara una campaña en redes sociales para demostrar que no hay de qué preocuparse, ya que ese número equivale a uno por ciento de quienes están en edad de ser reclutados.

Es como comerse una papita de una bolsa grande, nada; o sacar un chícharo de una lata, nada, explicaban multiplicando sus ejemplos los optimistas en sus mensajes, rebatidos por los escépticos con argumentos como que, al margen de papitas y chícharos, pueden morir 300 mil padres, hijos, novios..., y que nadie puede tener la certeza de que no habrá más reclutados.

Al calor de la polémica, y como la campaña de reclutamiento transcurre de modo caótico y han recibido citaciones hasta fallecidos, invidentes y minusválidos, errores reconocidos por las autoridades, empezaron a aparecer fuentes anónimas que aseguran haber visto que en el decreto figura la cifra de un millón 200 mil reclutas, cuatro veces más que los que reconoció Shoigu, lo cual mereció un desmentido de inmediato.

Pero en lugar de tranquilizar a los rusos, comenzó a circular otro rumor: que una vez que se anuncien los resultados de los referendos, van a cerrar la frontera para todos los varones que, de ser cierto, tendrían que solicitar permiso al ejército para viajar al extranjero. Todavía no ha pasado.

Mientras unos siguen preocupados por esa posibilidad, otra fuente no identificada, esta vez atribuida al propio FSB (Servicio Federal de Seguridad), reveló a un medio digital que, desde que Putin anunció la movilización, 260 mil varones rusos han abandonado el país.

La subida desorbitada de precios de los boletos de avión a los pocos países que se puede viajar desde Rusia y las fotos de aglomeraciones de varones en los aeropuertos de Moscú dan veracidad al éxodo, igual que las filas hasta de 30 kilómetros de largo de vehículos que quieren salir del país por las fronteras terrestres.

Imposible comprobar cuántos han salido en días recientes –el gobierno de Kazajistán, por ejemplo, confirmó que 40 mil varones rusos cruzaron la frontera y habilitó el local de un cine para que los viajeros que llegan incluso en bicicleta o caminando puedan pasar la noche–, como tampoco se puede saber cuántos, de los que estaban de viaje en el extranjero, decidieron no regresar, a juzgar por la foto publicada en redes sociales por una asombrada mujer del salón casi vacío de un enorme Airbus 330 procedente de Turquía, que por supuesto regresó repleto a Estambul.