Cautela
na sola palabra, cautela, de acuerdo con las dos acepciones que consigna el diccionario de la Real Academia Española, explica la contraofensiva del ejército ucranio en la región de Járkov y, al mismo tiempo, sugiere que este importante golpe a la moral de los soldados rusos no significa que esté cerca el fin de esta guerra, como tampoco lo estuvo cuando fracasó la intención de asaltar Kiev el pasado febrero.
Todo indica que los generales ucranios, a diferencia de su colegas rusos, se saben de memoria El arte de la guerra, del gran estratega chino Sun Tzu. Entendida como astucia, maña y sutiliza para engañar
, la cautela ucrania propició la garrafal falla de la inteligencia militar rusa que, tras semanas de captar falsas señales y movimientos de distracción, convenció al Estado Mayor de que el enemigo se disponía a atacar Jersón, reforzando el flanco sur con tropas trasladadas desde Járkov, que era el verdadero objetivo de la contraofensiva.
En el contexto de euforia ucrania, la otra acepción de cautela recomienda proceder con precaución y reserva
a la hora de interpretar el significado de la exitosa operación del ejército ucranio porque, si se confirma que en días recientes Kiev ha podido recuperar 8 mil 500 kilómetros de territorio ocupado, no hay que perder de vista que aún quedan bajo control de Moscú cerca de 120 mil kilómetros, gran parte desde 2014.
El fiasco de su cúpula militar indignó al sector más belicista del Kremlin, que demanda a su titular, Vladimir Putin, no sólo redoblar los ataques para destruir la infraestructura crítica de Ucrania, causando un daño adicional a sus habitantes, sino tomar medidas que permitan a Rusia retomar la iniciativa pero también implican el riesgo de revertirse por su muy alto costo político, como la movilización general de la población masculina o el uso de armas nucleares tácticas.
Por lo pronto, lo único claro es que ni Rusia ni Ucrania quieren hacer ninguna concesión para facilitar el fin de la guerra: el entorno de Putin y él mismo exigen sólo la capitulación completa de Ucrania bajo las condiciones de Rusia; en el otro extremo de la misma insensatez, el presidente Volodymir Zelensky sostiene que no se firmará la paz hasta que Ucrania recupere todos los territorios que le pertenecían antes de 1991, Crimea incluida.