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Reporte económico

Inflación y autosuficiencia alimentaria

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l cierre del primer tercio del año, la inflación (INPC, Índice Nacional de Precios al Consumidor) abril-abril en el país se ubicó en 7.68%, la tasa más alta en muchos años (Gráfico 1). Los mayores aumentos se registraron en alimentos 12.62% y servicios diversos 9.22. Los energéticos (5.91%) mostraron un año atrás (abril 20-abril 21) un incremento de 28.02%, el cual ha sido mitigado por el gobierno este año mediante subsidios al cobro del impuesto especial a productos y servicios (IEPS).

En el comparativo internacional del INPC marzo-marzo, México registró una inflación de 7.3%, Estados Unidos 8, Alemania 5.8, Francia 3.7 y Brasil 10.7%

El INPC a abril (7.68) fue ligeramente inferior al de la canasta básica (7.76%), y al Índice Productor (8.36) (Gráfico 2).

De los alimentos, los mayores incrementos de precio en el período fueron: pan blanco 19.81%, tortilla de maíz (17.47) y carne de res (16.68); más altos aun los de aceites vegetales (37.18), frutas frescas (19.48) y hortalizas (19.26). Siendo deficitarios y grandes importadores de granos y oleaginosas (más de la mitad del consumo), buena parte de la inflación es importada con precios crecientes derivados del conflicto Rusia-Ucrania, el bloqueo comercial al primer país y la infaltable especulación global.

De impacto indirecto en el costo de los alimentos es el precio de los fertilizantes, cuya producción en México es insuficiente y crece en precios pero disminuye en volumen. El valor de la producción total de fertilizantes en el país pasó de 16 mil 541 millones de pesos corrientes en 2017 a 23 mil 830 m en 2021; sin embargo, toda la producción disminuyó en volumen: los fertilizantes nitrogenados de 713 mil toneladas en 2017 a 549 mil en 2021; los fosfatados de un millón 091 mil a 972 mil; y los basados en ácidos fosfórico, sulfúrico y nítrico de 718 a 561 mil toneladas.

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Conocido, analizado, visto y previsto por décadas el problema agropecuario persiste desde el desmantelamiento neoliberal, y hoy, en situación crítica, el paquete de medidas propuesto contra la inflación y la carestía mediante la autosuficiencia alimentaria, es penosamente insuficiente.

Lograr la autosuficiencia alimentaria básica es tarea ardua que requiere una política integrada, ordenada y persistente para: 1. Elevar la productividad del campo marginal, abrir nuevas áreas, y redireccionar cultivos ahora de exportación a cultivos básicos de consumo interno mediante precios remunerativos y mercado seguro; 2. Invertir decididamente en obras de gran y pequeña irrigación, presas, represas, aljibes, plantas de tratamiento, canales y si los mantos lo permiten, pozos; también en centros de acopio, almacenaje y servicios técnicos; 3. Producción y abasto suficiente de semillas nacionales de alta calidad (una Pronase), fertilizantes (un Fertimex), insecticidas y herbicidas eficaces no nocivos; y 4. Establecer un mecanismo financiero y asegurador amplio, eficiente y de bajo costo. No es necesario subsidiar al campo, sino remunerar justamente a todos los productores primarios individuales o colectivos con precios y mercado garantizados, y reducir los costos de intermediación ya que actualmente ésta y el acaparamiento privado conspiran a la baja contra el productor y al alza contra el consumidor con enormes ganancias indebidas en medio. Bueno sería también que Hacienda se ocupe de los grandes productores agropecuarios e industriales, pero que no haga la vida más difícil a los micro, pequeños y medianos.

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