En México, el combate a la corrupción es víctima de las grandes expectativas que generan los discursos políticos, sentenció Jorge Alatorre, presidente del Comité de Participación Ciudadana (CPC) del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).

“Dicen ‘yo ya acabé con la corrupción’, pero no la vamos a acabar nunca”, declara en entrevista telefónica. No hay un país en el mundo sin corrupción. Pero la meta viable es que ese delito y sus consecuencias no nos definan como país.

El combate al cohecho en todos los niveles de la administración pública, agrega, “es un trabajo constante. Lo importante es enfocarnos en la detección de sobornos a la autoridad y en ir cerrando consistentemente los lugares donde hay ‘fugas’”.

Comité de Participación Ciudadana sólo tiene uno de cuatro integrantes

El CPC cuenta desde febrero con solo uno de sus cinco integrantes. Esto ha ocasionado que este órgano coordinador del SNA lleve meses con limitaciones para realizar su trabajo. En agosto pasado el comité interpuso un amparo para que el Senado nombrara un equipo que designe a los otros cuatro miembros, tal y como señala la ley y se termine con esa situación que prevalece desde hace meses.

Alatorre señala que esa delegación ya fue designada por el Senado y está trabajando en la nueva convocatoria –que prevén se haga pública en unas semanas– con el fin de nombrar al resto del comité.

Para Alatorre, una de las mayores prioridades del CPC es implementar la Política Nacional Anticorrupción, aprobada el 29 de enero de 2020 por el Comité Coordinador del SNA. Se trata de un documento que define el rumbo estratégico para combatir la comisión de delitos por parte de los funcionarios en México.

En lo que toca a la implementación de las pautas estatales contra ese cáncer en la administración pública, Alatorre señala que, hasta la fecha, casi la mitad de los estados tienen aprobadas las suyas y la meta es que, al finalizar el año, estén avaladas en el resto de la República Mexicana. Después se deberá buscar que esas políticas se traduzcan en acciones específicas.

Otro de los retos es resolver cómo el CPC integrará a más organizaciones de la sociedad civil a su red de participación ciudadana, y conseguir que su trabajo y preocupaciones se reflejen en el servicio del SNA, pero, sin duda, el primer reto es tener un comité completo, que pueda cumplir plenamente con su labor. Una vez que sean nombrados los cuatro integrantes faltantes, se relanzará la labor de este organismo.