El zapatismo no sería posible sin su aporte, destaca Mardonio Carballo
Lunes 19 de julio de 2021, p. 9
Guillermo Bonfil Batalla tuvo la visión de incorporar al proyecto cultural del país la diversidad de saberes y los pueblos indígenas en varios espacios institucionales, cuando predominaba un ideal mono cultural, de estereotipo blanco, urbano, hispanohablante
, sostiene el poeta y activista nahua Mardonio Carballo.
Bonfil, de quien se conmemoran este año tres décadas de su deceso, “fue al mismo tiempo funcionario y disidente; hacía énfasis en la autogestión de las comunidades. Él era un border man”, destaca el también titular de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura federal.
“El zapatismo y sus múltiples simpatizantes –me incluyo– abrevaron de sus postulados. La concepción del México contemporáneo con sus múltiples naciones y su narrativa de disrupción no sería posible sin su aporte”, agrega el escritor.
Carballo añade que “la inscripción con letras imborrables del ‘México profundo’ dio cuenta de lo obvio e invisible. Al enunciar un México profundo posicionaba lo –también obvio– ineludible, la superficialidad con la que desde la antropología se trataba a los pueblos indígenas, casi siempre como menores de edad”.
La labor de Bonfil Batalla en el sector público tuvo un proyecto integral con una dirección general, un museo (el Nacional de Culturas Populares) y objetivos preponderantes de promoción e investigación de todas las lenguas y culturas de México; paralelos pero iguales en dignidad y estatus.
El primer indígena hablante de su lengua titular de la Dirección General de Culturas Populares piensa que “esta situación tan ‘profana’ debería convertirse en cosa cotidiana. Dirigentes de Estado de alto nivel deberían ser y estar al por mayor en un país plurilingüe y multicultural; la vida institucional tiene una deuda en el diálogo con los pueblos indígenas”.