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El legado de Gabriel García Márquez pervive

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l 17 de abril de 2014 murió Gabriel García Márquez. Seis años después, su hijo Rodrigo escribió Carta a mi padre, en la que, entre otras cosas, le cuenta sobre la actual pandemia y le dice que no pasa un solo día sin que recuerde una referencia a El amor en los tiempos del cólera, o a la peste del insomnio en Cien años de soledad.

En la misiva, que publicó el New York Times, agrega: si estuvieras aquí ahora, estarías fascinado por el hombre... Te compadecerías de nuestra fragilidad; te maravillarías de nuestra interconexión, te entristecería el sufrimiento, te enfurecería la insensibilidad de algunos líderes y te conmovería el heroísmo de las personas en los frentes de batalla.

Y cómo el mundo sigue como siempre, con el ser humano comportándose con crueldad creativa y asombrosa, con generosidad y sacrificio sublimes y con todo lo que hay en medio; pero que llegó la pandemia, una más, y todo se ha modificado.

Ahora, Rodrigo nos ofrece en su libro Gabo y Mercedes: una despedida, el recuento de los últimos días del Nobel de Literatura. Ese día hubo un mal presagio, pues apareció un pájaro muerto dentro de la casa donde vivía. Precisamente donde el escritor solía sentarse. La repetición de una escena de Cien años de soledad. Por el pájaro y por el día en que muere Úrsula Inguarán, uno de los personajes centrales de la novela. En el mismo sitio, al día siguiente, se proyectó un arcoíris. Realismo mágico puro.

Como bien saben los que lo conocieron, una de las cosas que el Nobel más odiaba de la muerte, que llegaría de manera inevitable, era ser la única vivencia de su vida de la que no podría escribir. Ahora lo hace Rodrigo y permite al lector adentrarse en esa intimidad que la familia supo siempre conservar, y contarnos los últimos días de su padre, cuando el cáncer linfático minaba la salud y sólo tenía memoria para las cosas presentes.

En este bello, conmovedor y triste relato, el también director de cine narra la estancia hospitalaria de Gabo y el final en su casa. La fortaleza y serenidad de Mercedes. El efecto de la noticia en los medios, el rito funerario y la cremación, todo, alejado de ceremonias vanas. El homenaje oficial y el de sus lectores. El destino final de su archivo.

La publicación del libro de Rodrigo, que bien podría ser un guion cinematográfico, se suma a la versión fílmica que Netflix prepara de Cien años de soledad, y a la de Amazon de Historia de un secuestro.