Martes 9 de marzo de 2021, p. 31
Brasilia. Los seres humanos han degradado o destruido cerca de dos tercios de la selva tropical del mundo, revelan nuevos datos, lo cual genera alarma de que un amortiguador natural clave contra el cambio climático está desapareciendo rápidamente.
La pérdida de bosques también contribuye de manera importante a las emisiones que provocan el calentamiento global, y la densa vegetación de las selvas tropicales representa la mayor reserva viviente de carbono.
La tala y la conversión de tierras, principalmente para la agricultura, han eliminado 34 por ciento de las selvas tropicales originales del mundo y han degradado otro 30 por ciento, dejándolas más vulnerables al fuego y la destrucción futura, según un análisis de la organización sin fines de lucro Foundation Norway, revisado por Reuters.
Más de la mitad de la destrucción desde 2002 se ha producido en la Amazonía y las selvas tropicales cercanas.
A medida que se destruye más selva tropical, existe un mayor potencial para el cambio climático, lo que a su vez dificulta la supervivencia de los bosques restantes, dijo el autor del informe, Anders Krogh.
Es un ciclo aterrador
, expresó el investigador, quien halló que el total de selva perdida entre 2002 y 2019 fue mayor que la superficie de Francia.
La tasa de pérdida de selvas en 2019 coincidió aproximadamente con el nivel anual de destrucción durante los pasados 20 años, con el equivalente a un campo de futbol desapareciendo cada 6 segundos, según un informe reciente del Instituto de Recursos Mundiales.
La Amazonia brasileña ha estado bajo intensa presión en las últimas décadas, ya que un auge agrícola ha llevado a los agricultores y especuladores de tierras a incendiar tierra para la soya y otros cultivos, además de la cría de reses. Esa tendencia ha empeorado desde 2019, cuando Jair Bolsonaro asumió la presidencia y comenzó a debilitar la aplicación de las leyes ambientales.
Las islas del sudeste asiático, en su mayoría pertenecientes a Indonesia, ocupan colectivamente el segundo lugar en términos de destrucción forestal desde 2002, con gran parte de esos bosques talados para plantaciones de aceite de palma.