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Entre demandas y protestas, la visita de López Obrador a Tijuana y La Paz
La Jornada Baja California y corresponsales
Periódico La Jornada
Domingo 21 de febrero de 2021, p. 9

Familiares de desaparecidos, damnificados por la pérdida de sus casas provocada por los deslizamientos de tierra, opositores al cierre de la biblioteca municipal Benito Juárez, entre otros grupos, se manifestaron frente al cuartel de la Guardia Nacional que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, inauguró ayer al mediodía en Tijuana, Baja California, y más tarde en La Paz, Baja California Sur.

El momento más crítico se vivió cuando el Presidente se retiraba del cuartel en Tijuana; una multitud con distintos reclamos lo esperó durante más de dos horas para buscar ser escuchada y no dejaba avanzar la camioneta que lo transportaba.

La madre de un desaparecido se plantó frente a la Suburban blanca y la detuvo durante 10 minutos, mientras los servidores de la nación que hicieron un cordón alrededor de la camioneta tenían dificultades para contener a la multitud.

Más de mil personas, organizadas en contingentes, se plantaron frente a las instalaciones de la Guardia Nacional para ver al Presidente o intentar que los escuchara, pero se fue sin acercarse a la multitud.

Uno de los contingentes estuvo formado por vecinos del fraccionamiento Paseos del Vergel, quienes desde hace dos años padecen el derrumbe de cuatro casas que afecta el acceso al fraccionamiento completo. Varias cuadras están en riesgo de nuevos deslaves y los vecinos demandan una obra que permita el apuntalamiento de la zona de sus viviendas, la cual, dijeron, tiene un costo de 10 millones de pesos, suma con la que no cuentan.

También asistieron damnificados de la colonia Sánchez Taboada, quienes culpan a la Comisión Estatal de Servicios Públicos de ser la responsable del reblandecimiento del suelo de su colonia por las descargas de drenajes y fugas de agua.

Otro contingente fue el de artistas y ciudadanos que se oponen al cierre de la biblioteca municipal Benito Juárez, la cual fue desmantelada para entregar las instalaciones a la Universidad Autónoma de Baja California sin que previamente se haya definido el destino del acervo ni el servicio de biblioteca.

La protesta de otro grupo fue contra el proyecto de expropiación de 11 mil hectáreas de La Rumorosa, a través de una declaratoria de patrimonio cultural, como un presente de la administración bonillista por ser un lugar que tanto le gusta al Presidente. La Rumorosa es una zona rocosa que forma parte de la Sierra Juárez, que comprende desde la parte alta de Tecate hasta la planicie de la Laguna Salada. Al final del evento, fue interceptado al grito de que se baje, que se baje, mismo que contrastó con el de es un honor estar con Obrador de los servidores de la nación, mientras el Presidente aguardaba en la camioneta junto al gobernador Jaime Bonilla.

Más tarde, en La Paz, Baja California Sur, el Presidente arribó en medio de protestas de familiares de desaparecidos, quienes trataron infructuosamente de platicar con él afuera del aeropuerto internacional Manuel Márquez de León.

Tras llegar en un vuelo comercial a La Paz y abordar una camioneta Suburban, blanca, para su traslado a la playa Eréndira, donde se llevó a cabo la inauguración de la ampliación y modernización de un tramo de ocho kilómetros de la carretera La Paz-Pichilingue, López Obrador se negó a bajar el cristal del vehículo para platicar con los familiares de los desaparecidos.

Con gritos de desesperación los manifestantes expresaron la falta de apoyo de las autoridades de seguridad para localizar a sus familiares desaparecidos. A pesar de los empujones por tratar de acercarse a la camioneta donde iba el Presidente, el vehículo avanzó y aceleró para llegar a la cita prevista para la inauguración de la nueva obra.