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Un cambio de persona es urgente
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i bien las diferencias entre el Partido Republicano y el Demócrata en Estados Unidos a veces parecen ser mínimas, después de lo sucedido en los pasados cuatro años en la presidencia de Donald Trump, cualquier propuesta de Joe Biden se encuentra en las antípodas del ocupante de la Casa Blanca, sobre todo en dos temas, el fenómeno migratorio y la pandemia. Según declaraciones de Biden entre sus primeros movimientos será llevar a cabo una reforma migratoria que dé legalidad a los indocumentados. Por otro lado, nunca volverá a repetirse la gravísima separación de los hijos de sus padres, que como supuesta medida desincentivadora de la migración puso en marcha Trump, y a la que considera como un verdadero crimen. De hecho, debería denunciarse al gobierno, pues en este momento siguen más de 500 niños sin hallar a sus padres. En tanto, asegura el candidato a la presidencia, que se va a recomponer el sistema de asilo y refugio y terminará con el programa Quédate en México, a todas luces inconstitucional. Programa que México nunca debió aceptar, fue una decisión totalmente equivocada.

Es cierto que Barak Obama ante la crisis de 2008 utilizó la inhumana estrategia dela deportación contra los migrantes indocumentados, no hizo nada diferente del comportamiento cruel de muchos otros países en momentos de crisis. Es decir, el sistema utiliza a los trabajadores migrantes como chivos expiatorios que es, finalmente, una maniobra para equilibrar los mercados laborales y reducir la presión del desempleo, maniobra por supuesto inaceptable y contraria a los derechos laborales. Pero el sistema utiliza la terrible vulnerabilidad manteniendo a los trabajadores indocumentados al negarles los documentos con los cuáles tendrían legalidad y derechos. De esta forma, son altamente funcionales, lo que explica por qué un país como Estados Unidos, con fronteras militarizadas y plagadas de tecnología, pudieron pasar más de 11 millones de indocumentados.

Sin embargo, también hay que reconocer que Obama planteó una reforma migratoria que fue absolutamente rechazada por los republicanos en el Congreso; propuso el Programa Acción Diferida para Padres de Ciudadanos Estadunidenses y Residentes permanentes legales (DAPA) fechado el 20 de noviembre de 2014, que iba a permitir a unos 5 millones de padres indocumentados de ciudadanos residentes legales pedir el amparo de sus deportaciones. Sin embargo, fue rescindido por Trump, dejando en la indefensión a estos trabajadores. Y en relación con el Programa DACA, llamada Ley Dreamer, creada también por Barak Obama a través de una orden ejecutiva en 2012, que protege de la deportación a unos 800 mil jóvenes migrantes que llegaron –de niños– indocumentados con sus padres, Trump intentó ponerle fin en 2017. Y si bien la Suprema Corte bloqueó al gobierno impidiendo seguir adelante con el plan, el presidente ha insistido todo el tiempo que continuará buscando la manera de terminar con el programa. Gracias a Trump ese conjunto de jóvenes calificados, que trabajan, pagan impuestos y que llevan toda su vida en Estados Unidos y prácticamente no conocen México, viven momentos de terrible inseguridad. De hecho, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó la Casa Blanca, se esperaba que en cualquier momento cumpliera con su objetivo, sin embargo, hasta ahora no se ha vuelto a hablar. Más bien, al calor de la elección ha señalado que hará un plan mejor para los dreamers. ¡Increíble!

Finalmente, la forma en la que ha manejado la pandemia del Covid-19 en relación con los migrantes ha sido terrible. Se propusieron un conjunto de medidas por parte del Pacto Mundial para las Migraciones que, por supuesto, no se acataron. Por ejemplo garantizar que los migrantes tuvieran acceso a la atención médica y otros servicios esenciales sin importar su situación migratoria; extender los permisos de trabajo y residencia o regularizar el estatus, especialmente para los trabajadores esenciales, y liberar a los migrantes de la detención y suspender temporalmente los retornos forzosos. Sin embargo, lo que pasó fue que en la primera etapa de la pandemia se deportaron casi 60 mil personas, una gran parte connacionales y la mayoría de las cuáles fueron devueltas por Baja California. Por otro lado, un número sustancial, que puede alcanzar más de las 40 mil personas, fueron devueltos bajo el programa Quédate en México.

El resultado de la elección es incierto, sobre todo por las bravatas de Donald Trump que sigue diciendo que habrá fraude si el resultado no es a su favor. No obstante, pase lo que pase en los comicios, México debe recuperar su propuesta inicial sobre las migraciones, recomponer el Instituto Nacional de Migración poniendo al frente a una persona conocedora del tema y de los derechos humanos y que la Guardia Nacional deje de ser la Patrulla Fronteriza mexicana.