Jueves 5 de noviembre de 2020, p. 15
En América Latina se profundizan las condiciones de desigualdad en las oportunidades educativas. Antes de la pandemia, en 21 países de la región los estudiantes de los hogares con mayores ingresos tenía cinco veces más probabilidades que los más pobres de terminar la educación media superior, mientras la mitad de los jóvenes de 15 años no tienen dominio mínimo de competencias lectoras.
El Informe de seguimiento en la educación en el mundo (Informe GEM) 2020 América Latina y el Caribe. Inclusión y educación: todos y todas sin excepción (elaborado en conjunto con la oficina regional de Educación para América Latina y el Caribe de la Unesco), que se presentará hoy a escala global, alerta que los sistemas escolares reflejan la desigualdad que prevalece en las sociedades donde están situados, como Chile y México, donde para conseguir una mezcla socioeconómica uniforme y evitar la segregación habría que reasignar la mitad de alumnos a otras escuelas
.
Ismael Tabilo, experto en políticas educativas y titular del proyecto GEM para el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe, destacó que los sistemas educativos ya no pueden tender a la homogeneización, sino a la inclusión y a la integración de la diversidad, por lo que nadie debe quedar fuera
.
En entrevista con La Jornada, destacó que múltiples factores inciden en la desigualdad endémica en los sistemas educativos de la región, pues los diseños institucionales no avanzaron con el desarrollo económico, lo que ha frenado la inclusión y una visión de justicia social multidimensional que reconozca otras realidades e identidades. Los sistemas educativos deben celebrar las diferencias, más que estandarizar y pensar en un estudiante tipo, porque por medio de las diferencias, las personas aprenden
.